lunes, octubre 24, 2005


DOMINGO BENDITO

Mientras la mayor parte de los chilenos - o al menos eso la prensa nos hizo creer- centraban su ojos en Roma para la canonización del Padre Hurtado, otros esperábamos el verdadero acontecimiento de la fecha, algo mucho más terrenal: el derby romano.

Un comentario preliminar: yo no discuto todas las bondades de una persona como el padre Alberto Hurtado, más aún cuando comulgaba con varias de mis ideas. Pero no puedo dejar de decir que me da mucha risa cuando todo el mundo se llena la boca con su nombre, sus ideas y sus acciones, en circunstancias de que si en realidad se diera a conocer su pensamiento más político, muchas de esas personas hasta querrían excomulgarlo.

Ahora, lo bueno. Para los que, como yo, se conforman con cuestiones mucho más mundanas que un santo, hoy hubo 3 partidazos como no había habido en un sólo día hace tiempo. Yo me conformo con milagros como éstos.

A las 10 de la mañana (hora chilena) se jugó el grueso de la octava fecha de la Serie A. El partido excluyente de este lote fue Milan - Palermo.

Ancelotti sorprendió con dos carrileros frente...¡Al equipo de las bandas!. Cafu por la diestra y Serginho por la siniestra, para hacer frente a González y Santana, respectivamente. La verdad es que Serginho la tuvo más difícil, pues Santana lo desbordó casi siempre, pero el gol vino por la banda opuesta, en una patriada de Grosso (la única vez que pasó) que dejó botado a Cafu, centró y Makinwa pivoteó para que Caracciolo la empujara dentro. 0-1.

Dos minutos más tarde, a los 30 del primer tiempo y luego de una serie de rebotes, Kaká se la baja a Gattuso, quien en una muestra nunca vista de frialdad, se volteó y le hizo un "globito" a Santoni. 1-1.

A partir de ese momento, el dominio milanista fue arrollador, pero como viene sucediendo, la pelota no quería entrar.

Hasta el 33 del segundo tiempo. Dos que venían de sendas lesiones se juntan y celebran por primera vez esta temporada. Jankulovski la cruza increíblemente por izquierda a media altura, la pelota le sobra a Santoni y aparece Filippo "SUPERPIPPO" Inzaghi para zambullirse y encajarla de perfecta "palomita". Golazo. 2-1 y definitivo.

La celebración merece comentario aparte. Sabemos que Pippo festeja hasta un tap-in cuando va ganando 5-0 como si fuera el golazo que le da a su equipo la Copa del Mundo. Ahora, imagínense eso multiplicado por mil. Desde Marzo del 2004 que Inzaghi no marcaba y fue a celebrarlo con Carletto, quien le dió la confianza, pues cuando entro Vieri, perfectamente podría haber salido él y no Gilardino, ya que ninguno hacía buen partido. Pero confió en el sempiterno goleador y éste no defraudó. La celebración frente a la Curva Sud, la ovación estrepitosa, el abrazo con Ancelotti: la vuelta de un ícono.

Después de almuerzo, el turno fue del que es probablemente el derby más apasionante del mundo. Digo esto porque Lazio y Roma no son dos equipos acostumbrados a pelear lo Scudetto, sin perjuicio de que lo hayan ganado. Por lo tanto, en este derby pocas veces está involucrado algo más que el puro honor. Y eso, para los latinos, es mucho más que una copa.

Un River - Boca, Milan - Inter, Real Madrid - Barcelona casi siempre envuelven un duelo por la gloria; en cambio, en el derby capitalino, no se juega nada más que demostrarse superior al rival.
Ello es lo que lo hace tan álgido.

Lastimósamente para nosotros, la señal que transmitió el partido fue RAI. No es que tenga nada en contra de ellos, pero escuchar el partido por la RAI debe ser de lo más fome. El relator es aburrido y plano, normalmente no tiene un partner que comente las jugadas, no sale el tiempo ni el resultado en pantalla, y peor aún, no se escucha nada del sonido ambiental, que en partidos como éste, es lejos lo más entretenido. Y para colmo, se ve horrible. En suma, cero "ambiente" de clásico.

En estos partidos, ya lo dijimos, como no se juega nada más que el honor, lo importante no es ganar, sino no perder. Y a eso jugaron ambos equipos. El empate no les venía mal a ninguno: a la Lazio, porque hacía de visita y pese a que nadie daba un peso por ellos al principio del campeonato, están en zona de copas. A la Roma, porque no viene jugando bien, Montella no encuentra su forma y Nonda, luego de un buen comienzo liguero, no se afirmó como referencia en ofensiva: lo único que le falta a la giallorossi es el gol.

Pero lo tienen a Totti, que a sus 29 años encontró su madurez plena y asumió también la responsabilidad que le cabe en la Nazionale. Lástima para él que no tenga un equipo más competitivo, porque es junto a Toni, el italiano más en forma. Si llega así de despechado al Mundial, podría ser la figura.

El partido fue intenso, muy trabado en la zona media, y con dos golazos, de Totti el primero y de Rocchi el segundo, que sellaron un justo 1-1. Digamos, en términos futbolísticos, no fue un partido para archivar. Pero habría que ser romanista para dimensionar el "espectáculo" en todo su esplendor. Notable la celebración de Totti, que se puso la pelota bajo la polera y se tiró de espaldas al suelo, después de correr eufórico, para dedicarle el gol a su mujer, la que espera un hijo de ambos.

Con media hora de desfase, se jugaba otro clásico, aunque moderno: el Real Madrid recibía al Valencia. No vamos a decir que aquí la rivalidad es superlativa, pero es un partido que por la historia reciente de ambos clubes, es de lo más atractivo que La Liga puede ofrecer, y por ello ha devenido en "clásico".

Luxemburgo es un buen entrenador, pero comete errores cuando sucumbe a la presión popular. La prensa española, chovinista a más no poder, clamaba por la presencia de Guti. Huérfano de Ronaldo y Baptista, el brasileño hizo caso y se equivocó. Veamos.

El Valencia se plantó con su propio "cuadrado mágico", conformado por Angulo por derecha, Vicente por izquierda y la dupla Aimar-Villa como referencias en ofensiva. Es notable como los cuatro rotan posiciones, no teniendo a ningún "9" de área típico, lo cual dificulta la marca y les deja espacios a los que viene por atrás.

El Madrid, por su parte, obviamente debía salir a buscar el partido. Pero el error fue que siempre el Valencia, jugando de contra, atacaba en superioridad numérica. Vicente lo volvió loco a Diogo y Angulo estuvo muy libre, porque Roberto Carlos se mandaba al ataque. Pablo García no dió abasto y el mediocampo del Madrid fue un coladero, considerando que Zidane, Beckham, Guti y Robinho no ayudaron jamás a marcar.

He aquí precisamente el error de Luxemburgo. Podría haber puesto a Helguera acompañando en el pivot a García, para que Woodgate hiciera dupla con Sergio Ramos en defensa, de manera que cuando Roberto Carlos se mandase al ataque, Helguera volviera y quedasen con 4 atrás.

Pero ya dijimos que el clamor popular pudo más y lo prefirió a Guti, quien se confirma como un excelente acaba-partidos, pero de entrada no aporta casi nada.

El resultado final fue que Pablo García fue rápidamente amonestado, ya que estaba solo en la contención, Zidane se perdió el segundo tiempo, y Guti no apareció nunca. Hubiese sido mejor que el rubio entrase desde la banca por Zizou. Para rematar, terminaron con dos expulsados, presos de la desesperación: Gravesen recién entrado y Beckham por reclamarle al árbitro.

Tampoco hay que quitarle méritos al Valencia, pero el partido estuvo servido para su juego: de contra tuvieron para liquidarlo y su falta de puntería la pagaron sufriendo hasta el último minuto (por cierto, un último minuto demasiado largo).

Un merecido triunfo de visita del equipo "ché", en un partido jugado al nivel esperado durante el primer tiempo, pero que durante el segundo se diluyó absolutamente.

En resumen, un estupendo domingo de fútbol, con 3 partidos interesantes.

Ojo que hay fecha a mitad semana.

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