Tranquilo genio, que si en algo somos campeones del mundo en este país, es en el chaqueteo.
Yo, y supongo que todos los colocolinos, jamás olvidaremos como diste vuelta esa final contra la U en el último momento, en el que fue con seguridad uno de los tres títulos más festejados de nuestra historia, junto a la Libertadores y al campeonato obtenido en la quiebra.
Tampoco nos olvidaremos del tiro libre de 35 metros ante el Audax, en la final del CL 2006, ni de cómo, de tu mano, América entera se rindió ante el juego de Colo Colo en la Copa Sudamericana del mismo año.
¡Y qué decir del golazo ante O'Higgins!, esa obra maestra que no tuvo el marco apropiado, pero que para nosotros significó tanto.
Uf, los goles ante Alajuelense. Ya ni recuerdo cuantos fueron.
Pero retengo, exactamente, otro, aquél contra Toluca en México: nadie sabía que usabas lentes de contacto, hasta que perdiste uno en pleno primer tiempo. Así, medio ciego y todo, definiste impresionante.
Claro, Mati, ese día todos los chilenos, colocolinos o no, se regocijaron y pensaron para sus adentros "¿Ahora sabes, Marioni, quién es Matías Fernández?".
Y como si todo lo anterior fuera poco, y para refrendar que como pocas veces teníamos de qué vanagloriarnos, te coronaron el Mejor de América. Así de simple: un chileno, jugando en Chile -ojo, aquí está la pillería-, elegido por periodistas de todo el continente como El Mejor.
Lo cómico de la situación es que para tí habría sido más fácil no venir, alegar cansancio y así no dar la cara, pero entonces habrían criticado tu falta de compromiso y te habrían extrañado si Villanueva no mete el gol ante Ecuador. Es como funcionan las cosas por aquí.
Mas, como eres un grande, elegiste el camino difícil y viniste. Y te la vas a bancar, callado como siempre, hasta que hagas un gol que, seguramente, será golazo.
Está claro lo que vendrá después: el más moderado dirá "aún en un 50%, es decisivo y no puede estar en la banca". Tampoco va a faltar el que alegue "yo siempre le tuve fe, había que esperarlo", ni el canchero que se agrandará "es el Mejor de América".
Sería demasiado pretencioso de mi parte creer que voy a mufarte, y la verdad me desagrada cuando las personas se atribuyen ese tan especial poder: ese "no, no voy al estadio, siempre que voy pasa algo", lo he escuchado mil veces, pero ¿de verdad alguien se puede sentir tan trascendente para pensar semejante tontera?.
A lo más, me equivoco y no pasa nada contigo, pero no importa. Si no la rompes ahora, será en las clasificatorias, cuando hayas tenido unas merecidas vacaciones luego de casi ¡tres temporadas sin descanso! y una buena pretemporada.
Por eso, no me queda más que desearte fuerza, porque siempre que te criticaron, apareciste.
Y entonces, todos se van acordar de la ya célebre frase "el 14 de los blancos es un crack".
Yo, y supongo que todos los colocolinos, jamás olvidaremos como diste vuelta esa final contra la U en el último momento, en el que fue con seguridad uno de los tres títulos más festejados de nuestra historia, junto a la Libertadores y al campeonato obtenido en la quiebra.
Tampoco nos olvidaremos del tiro libre de 35 metros ante el Audax, en la final del CL 2006, ni de cómo, de tu mano, América entera se rindió ante el juego de Colo Colo en la Copa Sudamericana del mismo año.
¡Y qué decir del golazo ante O'Higgins!, esa obra maestra que no tuvo el marco apropiado, pero que para nosotros significó tanto.
Uf, los goles ante Alajuelense. Ya ni recuerdo cuantos fueron.
Pero retengo, exactamente, otro, aquél contra Toluca en México: nadie sabía que usabas lentes de contacto, hasta que perdiste uno en pleno primer tiempo. Así, medio ciego y todo, definiste impresionante.
Claro, Mati, ese día todos los chilenos, colocolinos o no, se regocijaron y pensaron para sus adentros "¿Ahora sabes, Marioni, quién es Matías Fernández?".
Y como si todo lo anterior fuera poco, y para refrendar que como pocas veces teníamos de qué vanagloriarnos, te coronaron el Mejor de América. Así de simple: un chileno, jugando en Chile -ojo, aquí está la pillería-, elegido por periodistas de todo el continente como El Mejor.
Lo cómico de la situación es que para tí habría sido más fácil no venir, alegar cansancio y así no dar la cara, pero entonces habrían criticado tu falta de compromiso y te habrían extrañado si Villanueva no mete el gol ante Ecuador. Es como funcionan las cosas por aquí.
Mas, como eres un grande, elegiste el camino difícil y viniste. Y te la vas a bancar, callado como siempre, hasta que hagas un gol que, seguramente, será golazo.
Está claro lo que vendrá después: el más moderado dirá "aún en un 50%, es decisivo y no puede estar en la banca". Tampoco va a faltar el que alegue "yo siempre le tuve fe, había que esperarlo", ni el canchero que se agrandará "es el Mejor de América".
Sería demasiado pretencioso de mi parte creer que voy a mufarte, y la verdad me desagrada cuando las personas se atribuyen ese tan especial poder: ese "no, no voy al estadio, siempre que voy pasa algo", lo he escuchado mil veces, pero ¿de verdad alguien se puede sentir tan trascendente para pensar semejante tontera?.
A lo más, me equivoco y no pasa nada contigo, pero no importa. Si no la rompes ahora, será en las clasificatorias, cuando hayas tenido unas merecidas vacaciones luego de casi ¡tres temporadas sin descanso! y una buena pretemporada.
Por eso, no me queda más que desearte fuerza, porque siempre que te criticaron, apareciste.
Y entonces, todos se van acordar de la ya célebre frase "el 14 de los blancos es un crack".