miércoles, julio 25, 2007

ESTO RE100 EMPIEZA

Hace casi dos años comencé con este blog, y ni cuenta me di de cómo llegué a los 100 posteos, que se cumplen con el presente.

Aprovecho de dar las gracias a todos los que han participado con sus opiniones y saludos, porque de verdad me llenan de satisfacción.

Por eso, y más allá del simbolismo que encierra el número 100, espero seguir mejorando y creciendo, para exponer de la mejor manera mi visión del fútbol, mi verdadera pasión y alegría.

Esto recién empieza, señores.

sábado, julio 21, 2007

¿Y LA FIFA?

Primero, un análisis de lo que sucedió en la semifinal entre Chile y Argentina.

Sulantay cometió algunos errores en la planificación del partido: si teníamos la valla menos batida del torneo, con ningún gol en contra, no se entiende por qué en el partido más importante cambia a una defensa compuesta de un líbero más tres stoppers, lo que en definitiva procovó que la salida del equipo trasandino fuera mucho más sencilla, ante la casi nula presión en tres cuartos de cancha por parte de Chile, debido al escaso volumen ofensivo rojo.

Este planteo ya había sido utilizado en el Sudamericano con malos resultados, lo que sólo agrava la responsabilidad del Negro, quien a diferencia de sus boys, entraba achicado.

Otro error que me parece inadmisible es la insistencia del técnico en ratificar a Medina, un jugador que después de los dos primeros partidos no volvió a anotar, e incluso en aquellos en que lo hizo, necesitó de al menos 5 chances claras. Cómo será que en el Sudamericano, Vidal fue el goleador del equipo jugando menos partidos que el nominal único "9".
Sulantay justifica su decisión señalando que corretea a la defensa rival, que pelea todos los balones y muchas otras ¿virtudes?, pero cuando juegas a este nivel, tu delantero debe ser uno que tenga media ocasión de gol y la convierta. Por último, Grondona es más físicamente y aporta en los balones detenidos y este fue un expediente que, en este partido específicamente, no se supo aprovechar.

Respecto del arbitraje, se puede definir como de aquellos decisivos en lo intrascendente, ese que en todas las pelotas disputadas te cobra en contra, que a igualdad de faltas te pinta y no al otro, en suma, de esos que a base de pequeños fallos va condicionando al equipo perjudicado.
Hasta el 1-0, todo bien, no se puede discutir el gol de Argentina, máxime si se considera que una jugada calcada había sucedido hacía minutos.
Ahora, si bien la expulsión de Medel se ajustó a reglamento, en las repeticiones se aprecia claramente cómo es que es el jugador argentino quien desde el piso lanza primero un patadón al que el jugador chileno reacciona.
Está bien, nadie discute la estúpida expulsión de Medel, pero ahí hubo un encontronazo, provocaciones mutuas y puntapiés recíprocos, mas el único expulsado fue chileno.
El partido prosiguó hasta los 35 minutos del PT, más o menos, con un Chile que no parecía en inferioridad numérica y un zapatazo de mitad de cancha de Cortés pudo significar la igualdad. No fue, pero quedó la sensación que el empate no era utópico.

El encuentro duró hasta el 2-0 argentino: Chile estaba muy mermado físicamente y Argentina comenzó a tocar a piacere.
Ya con 9 jugadores, igualar se antojaba imposible, pero a Vidal le cometieron un penal gigante que no fue cobrado (bah, que raro), lo que seguramente habría significado un 2-1 más decoroso y acorde con el extraño desarrollo del partido.

Igual, quiero dejar en claro que Argentina lo ganó bien, porque supo aprovechar las ocasiones de gol y la inexperiencia de los jugadores rojos, ya que además de Sánchez y Vidal, los demás ni siquiera debutaron en Primera (salvo uno que otro que ha jugado un par de minutos) y aquí se notó, pero 3 goles de diferencia no hubo.
En lo que no estoy de acuerdo es en el desigual trato, no sólo en este partido, sino que a lo largo del Torneo para con ambos equipos: Chile viajó 10 veces más (en cantidad de kilómetros) que Argentina, lo que en un campeonato corto pesa mucho.
Este y otros aspectos, como el del arbitraje, no hacen más que manchar la buena campaña argentina, porque es inevitable preguntarse si es necesaria tanta ventaja. Así, siempre cuesta el doble.

Lo peor, sin embargo, vino después.
Agresiones terribles por parte de la policía canadiense en contra del contingente nacional no pueden justificarse ni aún a pretexto de supuestos desórdenes provocados por los jugadores, desórdenes que, por lo demás, no le constan a nadie, salvo a la propia policía.
A los chicos, deportistas y animadores de este Torneo, no delincuentes, se les aplicó corriente, gases lacrimógenos, lumazos e incluso Sánchez fue esposado. Realmente brutal.
Más penoso aún resultó el tratamiento de la prensa latinoamericana en general, que vio en esta paliza por parte de la policía, casi un ajusticiamiento por la fiereza con que Chile jugó el partido.
Ok, nadie discute que el partido se jugó con pierna fuerte, pero de ahí a "celebrar" lo que les ocurrió a los jugadores post-partido, parece un despropósito.
Menos mal que al otro día, y una vez esclarecidos los hechos, se cambió un poco la versión. Igual, tampoco es que nos hayan apañado como quisiéramos.

¿Y la FIFA?, bueno, que siga el show, que son cosas que pasan, que no habrá medidas, que todo se justificó, que esto no empaña el Mundial. Momento. Aquí hubo una represión policial contra jugadores, que son precisamente los que dan vida al certamen organizado por ellos ¿y no pasa nada?
Que nos inclinen la cancha puede pasar, pero que se haga vista gorda a lo que sucedió afuera, eso es intolerable.

lunes, julio 16, 2007

SER CHILENO PARA ENTENDERLO

Que quede claro: esto no es ni un arranque chovinista ni una copia escrita de Solabarrieta.

Algún desubicado puso por aquí que por ser chileno, iba de la mano con Pinochet. Bueno, le explico que si existe alguna razón por la que más de 20 mil chilenos acompañan a la Sub 20 en cada partido en Canadá, es precisamente porque en ese país y en otros como Suecia y Australia principalmente, muchos compatriotas encontraron amparo a su terrible régimen hace ya más de 30 años.

Muchos de esos que tuvieron que huir de su tierra han tenido hijos, niños que apenas saben hablar español y algunos ni siquiera han pisado Chile.

El destino -o lo que se quiera-, ha permitido que ese puñado de inmigrantes se encontrase con una selección nacional disputando nada menos que un Mundial en el país que los acogió, y vaya que selección.

El triunfo en el alargue por 4-0 sobre Nigeria, animador permanente de este tipo de torneos, nos depositó en semifinales, la instancia fatídica para nuestras aspiraciones a lo largo de la historia (con esto no digo que siempre somos protagonistas y quedamos entre los 4 mejores en cada torneo que disputamos, pero cada vez que alcanzamos cuartos, llegamos a semis también).
Así, perdimos en el Mundial del '62 contra Brasil, en el Sub 20 de 1987 ante Alemania, en el Sub 17 de Japón contra Ghana y el 2000 en los JJOO de Sydney contra Camerún.

El rival esta vez será Argentina, que querrá lavar la pálida imagen mostrada por la adulta en la final de la Copa América, que arriba tiene jugadores desequilibrantes y un bloque posterior apenas batido una vez.

Sin embargo, algo nos dice que esta vez puede ser distinto. Serán los 480 minutos invencibles de Tosselli y sus tres mosqueteros del fondo, la pareja perfecta de Isla y Medel en la mitad, la experiencia y coraje de Vidal, la fantasía de Sánchez y Vidangossy o la voluntad de Medina y Grondona. Serán las tribunas llenas de rojo, la fuerza con que se canta el himno o las lágrimas de los que se fueron y no volvieron más, no sé: hay que ser chileno para entenderlo.

Son muchas las postales que explican este optimismo, pese a que algunos ya lo han transformado en ese triunfalismo tan habitual entre nosotros y que no comparto, pero yo me quedo con Vidangossy, pichanguero como él solo, que a los 80' del tiempo regular ya no podía más, estaba para salir, absolutamente acalambrado y que, sin embargo, aguantó, no sólo los 90' sino que el alargue entero y por fin, en el minuto 122, se dió el gusto de poner el 4-0 definitivo contra los nigerianos, encontrando el gol que se le había negado durante el torneo.

Por eso, ¡vamos muchachos, hay que ganar!

miércoles, julio 11, 2007

MUCHO RUIDO...

Que existe cierta amistad entre argentinos y uruguayos, no constituye novedad: al menos, comparten un enemigo verdeamarelho.
Sin embargo, ello no justifica el sobajeo de la prensa trasandina para con sus primos marplateneses, al menos en lo que respecta al partido específico de que se trata.

Y es que la semifinal entre Brasil y Uruguay por la Copa fue un partido intenso, emotivo, con todos los ingredientes de un clásico, pero el veredicto -Brasil finalista- no estuvo ni cerca de ser injusto.

Uruguay, nada nuevo, apeló a la guapeza (la garra la dejamos para después) y al trabajo táctico. Así fue como supieron sacarle provecho a los puñetazos con que Doni acostumbra rechazar los córners y consiguieron el empate 1-1.
Posterior a la igualdad, el colombiano Ruíz no sancionó al menos dos penales bastante claros favorables a Brasil (¿y no que siempre perjudica a la Celeste?) , pero lo mejor vino en la recta final del segundo tiempo: un brasileño (no recuerdo quién) entra destapado por izquierda, y en la medialuna, Lugano baja a Vagner Love al lado del pito y este sanciona la falta, luego de que el mencionado jugador que desbordaba perdiera el balón, en una suerte de cobro retroactivo autorizado por la Ley de la ventaja.
Lo cómico es que esa acción constituyó claramente una agresión, porque ambos jugadores no se disputaban balón alguno -insisto, la jugada venía desarrollándose por la banda-, pero ni amarilla le mostraron al charrúa.

Luego, en los penales, se vió quién es quién: Diego, criticado por pecho frío, ejecutó espectacular a la ratonera inferior izquierda de Carini.
El "Loco" Abreu, peleador de área, cabeceador y rebotero, ¡se la picó! a Doni. Impactante.
Lugano, el guapo, el mañoso, el que debió ser expulsado, tiró un penalcito inocente al medio, sin altura, despacio. Y luego reclaman que Doni se adelantó: ¡si eso que tiró se tapaba solo!, pero si hubiese sido Carini el que se adelanta, entonces es un monstruo, un ganapartidos, un pillo, un vivo criollo y Uruguay, no más.

A mí modo de ver, Brasil lo ganó bien. Es cierto que no le sobró mucho, pero tampoco es que Uruguay lo tuvo aguantando el empate.
Me caen bien los uruguayos (de hecho, eran mi tapadito), mas su error estuvo en que, teniendo las armas para ganarlo por fútbol, trataron de hacerlo a lo guapo no más, y a la hora de los penales...

Partido aparte, lo de los argentinos me intriga de verdad: ¿querían que Uruguay lo ganara por el simple hecho de ver a Brasil perder o por el miedo de encontrarse al Scratch alternativo en la final y que les ganen de nuevo?

Tanta palmadita a los uruguayos en circunstancias que, si alguien salió favorecido por el desarrollo del juego fue la Celeste al lograr prolongarlo hasta los penales, da para pensar.

domingo, julio 08, 2007

¡GRACIAS PELADO! (el de verdad)

Porque dentro de tanta mediocridad, falta de profesionalismo, carencia de orgullo, inexistencia de amor propio y abulia -podría continuar con un sinfín de adjetivos poco gratos-, fuiste el que puso la cara y dejó en claro que esta Selección no representa a un país al que sí le importa no hacer el ridículo.

La diferencia de Suazo respecto de otros que también demostraron amor propio -casos Ormeño, Fuentes, Bravo, Sanhueza, Iturra y Lorca-, es que le añadió lo otro, que a la larga, es lo que cuenta y que da nombre a este deporte: fútbol.

Y es que sin el pelado... no me quiero imaginar de que tamaño hubiese sido el papelón.

Ojalá que este amarguísimo momento sirva para que nunca más en Chile esté el otro pelado, el nefasto.

Indignado.

jueves, julio 05, 2007

¿CÓMO LO HACES PA' SACARLA SIEMPRE PELADA?

Que Acosta es un tipo con suerte, no cabe duda.
Contra Ecuador se jugó pésimo, pero por razones inexplicables, el segundo tiempo, ellos, precisamente ellos, que viven mucho más cerca del Caribe que nosotros, estaban reventados. Apareció Suazo, clavó dos y Villanueva otro, y se ganó.
Al otro día, Argentina y Paraguay nos daban una manito goleando en sus respectivos partidos, para que la diferencia de gol nos jugara a favor.

Luego, vino Brasil y la consigna -de Acosta, que quede claro- era "perder por poco". Se jugó un poco mejor, pero las lesiones nos pasaron la cuenta. Un 0-3 inmerecido por el desarrollo del trámite, nos dejaba colgando de nuevo.
Pero otra vez, Argentina y Paraguay hicieron ¿su? tarea y volvieron a golear.

El bendito fixture nos favoreció, tocándonos enfrentar a México clasificado. Y como el "Tri" tiene su fobia albiceleste, hasta pareció que perder no les molestaba, pensando que Brasil, goleando a Ecuador, quedaría primero del grupo.

Queda claro que de este último partido (Chile - México) se pueden sacar pocas conclusiones futbolísticas, porque salvo los últimos diez minutos, en los cuales los suplentes mexicanos con menos chances de jugar a futuro se fueron con todo buscando el lucimiento personal, el encuentro fue un tongo, tal como el Venezuela-Uruguay.

Y ahora de nuevo enfrentaremos a Brasil, acaso el peor de la historia, sin todavía saber quienes, aparte de Bravo, Sanhueza y Suazo, son los titulares de esta selección.

En lo personal, me gusta la línea de 4 en el fondo con Ormeño y Tello como marcadores de punta y Fuentes y Roco al centro, porque pese a que en el papel eran los últimos defensores, son los que mejor anduvieron (salvo, claro está, el caso de Riffo, quien desagraciadamente se lesionó).
En la zona media, Iturra de "8", porque le aporta dinámica y velocidad al equipo, siempre y cuando coordine el relevo respectivo en caso de que Ormeño suba; Sanhueza al medio, porque es número puesto y ha sido el más regular, además de que de sus pies han salido clarísimas opciones de gol; y González recostado sobre la izquierda, porque teniendo a Tello a sus espaldas, podría proyectarse de mejor manera.
El enganche debe ser Valdivia, y en delantera, además del indiscutido Suazo, podría ir Fierro o Lorca, incilinándome por el primero, lo que permitiría que en función defensiva se dibuje un 4-5-1 y cuando se tenga el balón, él y González pueden transformarse en punteros netos, aumentando las posibilidades de descarga de Valdivia.

Si se analizan los nombres de este plantel, queda claro que el problema no es futbolístico, porque alternativas existen en casi todos los puestos y, en términos generales, las invidualidades son capaces de marcar diferencias.
Ciertamente se trata de una generación joven y poco experimentada, pero ello no quita que se trate de una de las mejores de nuestra historia.
El asunto es la carencia de un leit motiv, de una forma de jugar definida, una impronta, una marca, un sistema.
Pero ya sabemos como es Acosta: define su esquema y los intérpretes en base a la opinión de la prensa, tratando de contrariar a Borghi (que disputa más absurda), según el rival, etc., menos según sus convicciones, si es que tiene alguna.
Para su suerte -y no la nuestra-, le tocará enfrentar a Brasil en cuartos, lo que le permitirá decir algo así como "no se hizo tan mala Copa, sólo se perdió contra Brasil" y al igual que siempre, tendrá la excusa perfecta para escaparle al meollo del problema.
La cuestión de fondo es que se trata de este Brasil y no de otro, y es ahí donde debe hacerse el hincapié, porque si nos van a ganar por la camiseta, mejor no se clasificaba de esta forma, a lo menos, rastrera.

Es patente, entonces, que existe una disyuntiva manifiesta y la tiene todo un país, porque sabemos que se puede- y que se debe- ganar a este Brasil, pero ello significaría pan para hoy y hambre para mañana, pues resulta evidente que llegar a una semifinal en esta Copa condicionaría el balance y la evaluación que sobre Acosta se haga, en función de determinar su continuidad, a su favor.
Esta dicotomía es sólo salvable por medio de privilegiar lo que se quiere como Selección, es decir, establecer una forma en la que se quiera ser en el triunfo y en la derrota.
¿O acaso no sería más bonito decir que se perdió a lo Chile -una vez descifrado y establecido lo que ello signifique- y no que se ganó a lo Acosta?