
Y bueno, ¿a pito de qué viene todo esto? a pito de que este fin de semana ha sido de enorme satisfacción personal en el plano futbolístico, primero con la hazaña lograda por Barti y sus boys, segundo por el enorme triunfo conseguido por el Milan ante Boca y tercero, por la humillación que nuevamente hizo pasar Colo Colo a la U en un clásico, estirando aún más la paternidad y la racha de victorias ante el eterno rival, con abandono incluido.
Después de todo lo bueno, hoy me desayuno con la noticia de que mi querido Sheva fue elegido por por casi 3.000 votos como el mayor fracaso en la historia de la Premier League.
Seguro que es un título fuerte y quizás exagerado, pero no deja de ser paradójico que cuando él abandonó el Milan, parecía que era el equipo el que perdía más: Shevchenko, en ese momento, estaba cerca de convertirse en el goleador histórico del rossonero (hoy es el segundo, superando a leyendas como Van Basten y Rivera) y había sido pieza fundamental en la obtención del último Scudetto (24 goles) y de otros títulos (Supercopa Europea ante el Porto, con gol suyo; Supercopa Italiana, 3 goles ante la Lazio; Champions League ante Juventus, al anotar el penal decisivo).

La historia que sigue ya se sabe: Shevchenko lleva dos temporadas en el Chelsea, apenas juega, no es querido al interior del camarín y ahora lo eligen el mayor fracaso de la Premier, en tanto que el Milan, luego de su partida, recurrió al histórico Superpippo, le entregó toda la confianza a Kaká, renovó la fe en sus veteranos y ahí lo tienen, Campeón de Europa y del Mundo.
A mí, personalmente, toda esta situación me produce sentimientos encontrados, porque por una parte, no es que me alegre con el fracaso ajeno, pero esto demuestra que en el fútbol moderno, pese a las escalofriantes cifras de dinero que se mueven, a veces el

Ahora -y desde hace algún tiempo-, la maquinaria publicitaria mediática del Real Madrid ha puesto en marcha el plan para vestir a Kaká de blanco, inventando entrevistas, exagerando y tergiversando declaraciones del astro brasileño, pero las voces de alerta no se han hecho esperar, y es así como Parreira y Pelé constantemente le recomiendan al jugador que no se mueva del Milan, porque el cuadro lombardo se ha transformando realmente en su casa.

Por su bien y por el de los que disfrutamos de su buen fútbol, ojalá continúe en el diavolo: el Milan, más allá de todo lo que se diga, es un club que se caracteriza por cuidar a sus ídolos, protegerlos, extender sus carreras, respaldarlos (Maldini, por ejemplo, jugó apenas 4 partidos este año, ¿alguien podría reclamarle?) y sobretodo, confiar en ellos (es un equipo plagado de veteranos), además de, y hay que ser claros, pagar muy bien.
Esto contrasta claramente con lo que se vive en otros grandes de Europa como el Barcelona, club que usó y abusó de la imagen de Ronaldinho durante tres temporadas (obvio, él también sacó provecho, de eso no hay dudas), se sirvió de su juego para ganar su segunda Champions y un par de ligas, y ahora quiere deshacerse de él "mientras le saque un buen precio". Muy bonito.
Otro ejemplo: hace poco salió a la luz pública que el Real Madrid quiso vender a Raúl hace una temporada, ya que en palabras de su presidente Calderón "estaba viejo, cobraba mucho y jugaba poco". Por favor, uno podrá tener la opinión personal que quiera respecto de Raúl como jugador, pero es, junto a Casillas, lo único auténtico que le va quedando al Madrid. Además, luego de saberse que se pagaron $30 millones por Pepe (según Marca, "el central perfecto") y cifras en torno a los $20 por Drenthe (hoy no considerado), Heinze (¿los vale?), Diarra, etc., creo que el dinero es lo que menos falta en la Casablanca.

1 comentario:
Hoy, hizo un gol (?).
Genial tu relato sobre lo que piensas del Sheva. Nunca fue de mi agrado, pero lo admiro por lo que fue (¿Es?).
Saludos
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