lunes, mayo 29, 2006

LA DESPEDIDA MÁS TRISTE


LOS HECHOS:

7 años duró el periplo de Shevchenko por Italia, siempre con la malla rossonera.
Fue el 1 de Julio de 1999, con la presentación oficial, cuando comenzó el romance entre el club milanista y el mejor delantero del mundo.
24 goles en su primera temporada en Serie A lo consagraron como el mejor debutante en la historia del Calcio y le valieron su primera corona de máximo anotador.
Pero pese a los éxitos personales, no fue sino hasta las temporadas 2002-03 y 2003-04 en que junto a su equipo conquistó casi todo (faltó sólo la Copa Intercontinental):
- Campeón de la Champions League (anotó el gol de la victoria en definición a penales frente a Juventus)
- Campeón de la Copa Italia
- Campeón de la Supercopa Europea (1-0 frente al Porto, anotó el gol de la victoria)
- Campeón de la Serie A (segunda vez máximo anotador de la Liga Italiana, con 24 tantos)
- Campeón de la Supercopa Italiana (frente a Lazio, 3-0, hat trick del ucraniano)

El año 2004, además, estuvo marcado por su coronación personal como Mejor Jugador de Europa (Balón de Oro) y el siguiente, por la clasificación de Ucrania al Mundial 2006.

Este 26 de mayo de 2006, luego de 173 goles (segundo mejor anotador de toda la historia del Milan), en una llorada conferencia de prensa, se acabó.
Se dijeron muchas cosas, pero la versión "oficial" habla del triunfo de la lengua inglesa por sobre la italiana. La esposa de Shevchenko es estadounidense. Él no habla inglés; su esposa no habla ucraniano; su hijo está en un colegio inglés, pero en su casa le hablan italiano. La decisión de partir a Londres -específicamente al Chelsea- pasaría por la petición expresa de su señora de querer que el hijo de ambos crezca en un país de lengua inglesa.
La política del club es de no vender a sus figuras por dinero, pero tampoco retener a los que no quieran quedarse. Así, para la sociedad no hubiese sido complicado hacer respetar el contrato que los liga con el atacante hasta el 2009, pero se escogió, profundo dolor mediante, entrar a negociar con el equipo de Abramovich.

LA PASIÓN PERSONAL: No acostumbro hablar aquí de mi vida personal, pero permítaseme hacerlo en esta ocasión.
La frialdad de los números no tiene parangón con la huella dejada por el eterno *7* rossonero. En mi vida, son pocas las cosas que me hicieron tan feliz como cada uno de los goles de Sheva. La gente que me conoce bien -y la que no tanto- lo sabe.

Este humilde sitio nació en gran parte por el descontento que generaba en mi entorno escucharme hablar -hasta el cansancio- del fenómeno del mar negro. Así, decidí crear este blog para todo aquél que quisiera leerlo, pero sobretodo, para descargar y profesar mi admiración por mi máximo ídolo, sin disgustar al que no quisiera oírme.

Pasión por la *7* es un sentimiento indescriptible, es el orgullo de ponerme la casaca con su nombre estampado en la espalda y retribuir las alegrías que me entregó durante años este personaje, rindiéndole homenaje a mí modo.

Mi sentimiento milanista nació hace ya mucho tiempo, de una manera poco comprensible, porque no tengo mayor ligazón con Italia. Podrá sonar absurdo, pero todo partió cuando escuché un nombre que me llamó mucho la atención por cómo sonaba.

Corrían los 90 y oí la noticia de que un jugador llamado Marco Van Basten se retiraba del fútbol debido a una grave lesión alos 29 años. No lo conocía, pero comencé a averiguar de él y me encontré con que jugaba en un club llamado AC Milan.

Así, otros nombres comenzaron a hacerse familiares para mí, como Desailly, Maldini, Baresi, Weah, por nombrar algunos. De esta forma nació mi admiración por los colores rojo y negro -que por lo demás, siempre han sido mis favoritos- y a la distancia, me hice hincha de esta institución.

Curiosamente, Shevchenko, tal como lo hiciera Van Basten -aunque por otras razones-, nos abandona a sus 29 años.

Y lo que siento no es decepción ni rabia, sino una profunda pena, porque Sheva nos deja, porque pudo ser el máximo goleador de la historia del Milan, porque las razones de su adiós no fueron futbolísticas, porque había asumido como el líder y capitán del futuro próximo del equipo ante el inminente retiro del gran Paolo Maldini, porque se va dejando la sensación de que pudo haber hecho más: porque su salida fue anormal, su ciclo no se completó y porque su última imagen con la *7* rojinegra será aquél triste partido contra el Parma, en que abandonó recién comenzado el encuentro por una lesión.

Es cierto, quedarán muchas imágenes felices en la retina, pero cuando salió encamillado ese partido, nadie suponía que sería la última vez. Y eso duele. Mucho.

Quedaron asuntos pendientes: Si el 6 de Baresi ya fue retirado de la numeración milanista, si el 3 de Maldini tampoco volverá a ser usado, ¿por qué el 7 de Shevchenko debería haber seguido siendo utilizado si se convertía en el máximo goleador de la historia del club?

Y entonces uno se pregunta ¿Por qué te fuiste? Es fácil ser egoísta con el otro, pero y ¿si tu esposa te hubiera entendido y hubiesen esperado unos años más? ¿Por qué no esperaste el retiro para radicarte en Londres? Así, al menos, te hubieras despedido dignamente y con la ovación que te merecías.

La pregunta envuelve también un anhelo personal, que acaba de ser frustrado: ver en vivo, en San Siro, a Shevchenko con la camiseta del Milan, y porque no, haber gritado un gol junto a la mejor hinchada de Europa.

Es cierto, seguramente otros llegarán y ocuparán el lugar de Sheva, surgirán otros ídolos, pero las heridas tardan en cicatrizar y cada vez que festeje un gol con otra camiseta la carne arderá, porque debieron seguir siendo con la gloriosa rossonera, porque esta camiseta no olvida y porque el peso de la *7* que quedó vacante no lo soportará cualquiera.

En esta relación hubo momentos difíciles, como el penal perdido en Estambul, pero de la misma forma que se dice que no hay "muerto malo" en los funerales, todo eso queda atrás. Sólo por el agradecimiento de tantas felicidades le deseo lo máximo, donde quiera que vaya, pero no me pidan perdón ni olvido. Después del Mundial de Alemania, ya no gritaré más sus goles. La sangre tira y es roja, así como la mitad de mi corazón. La otra llevará siempre el luto negro de perder al mejor.

Gracias, de verdad.

1 comentario:

valentinartigas dijo...

ojala vuelva... me gano el lotto i te regaloo sus palos pa q lo veas en el mejor asiento, Solo, pa q no tengas q cuidar d nadie en el estadio i no te desconcentres....


abachos
chao