viernes, junio 15, 2007

EN BOCA DE TODOS

Boca ganó 3-0 a Gremio en La Bombonera y prácticamente aseguró su sexta Copa Libertadores de América.
Pero no es del resultado de lo que quiero hablar, sino del hecho de que el cuadro xeneize entere 5 finales en 8 años, de lo que implica esto y de lo que se viene.

En el estado actual de cosas del fútbol sudamericano (más el mexicano), existen dos hechos: que el fútbol brasileño está muy por sobre el resto, y que Boca está en la misma condición de superioridad respecto de los demás equipos.
La primera circunstancia puede fundamentarse en que en las tres últimas finales continentales, han habido 5 cuadros brasileños. No puede obviarse que podrían haber sido 6 si la Conmebol no hubiese establecido, precisamente este año, que los equipos de un mismo país deben eliminarse entre ellos en semifinales, pese a provenir de llaves, en un comienzo, distintas, es decir, ésta Copa podría haber visto una nueva final toda brasileña entre Santos y Gremio, luego de Sao Paulo - Atlético Paranaense (2005) y Sao Paulo - Inter de Porto Alegre (2006).

La segunda aseveración es palpable, pues como ya se dijo, Boca ha jugado 5 de las 8 finales de este milenio, cayendo sólo ante Once Caldas.

Sin embargo, la coexistencia de estos dos supuestos presenta diversos desafíos.
Mientras a los brasileños les basta un "buen equipo" para encaramarse a la final continental -o dos, como en las ediciones anteriores- a Argentina les resta sólo el gran equipo para alcanzar la gloria.
Y es que no puede soslayarse el que Gremio haya estado, hace muy poco tiempo, disputando la serie B del Brasileirao, y hoy, como si nada, esté en la Final.
Esto sólo puede explicarse merced a la superior exigencia que presenta el sistema de torneos brasileño, que incluye copas estaduales, Copa de Brasil, y Brasileirao, además de las participaciones en copas internacionales.
Además, el nivel de competencia interna brasileña no tiene parangón, porque una cosa es que en Argentina todos los rivales sean difíciles, y otra bien distinta es que en Brasil todos tengan alguna opción al título, afirmación que se ve refrendada por la paridad en cantidad de ligas que han obtenido los clubes acostumbrados a ganar (Sao Paulo, Palmeiras, Corinthians, Santos, Flamengo, Fluminense, Cruzeiro, Gremio, Inter tiene más o menos la misma cantidad de logros a nivel local, y ninguno de estos equipos supera los 5 títulos brasileños).
Ciertamente esta aseveración está fundada en una observación somera, pero es una hipótesis que tiene bastante asidero y no puede ser desechada simplemente.

El caso de Boca, en cambio, es radicalmente opuesto.
Actualmente se habla de la estirpe copera, de la mística, de la Bombonera, etc., pero si hacemos caso a estos argumentos y aceptamos como inherentes a la camiseta oro y cielo estas cualidades, no se puede explicar cómo hasta antes de la Era Macri, Boca obtuvo sólo 2 Copas Libertadores, poseyendo -si es que los posee- los atributos que ya se han señalado.
Y es aquí donde hay que hilar más fino.

Aparecen, entonces, otras cuestiones que desde la óptica boquense parecen haber trasuntado desde su mundo hacia las personas, siendo que, creo yo, ha sido al revés.
Así, se dice que Ibarra ganó las 3 Libertadores que disputó, que Palermo está hecho para estas instancias, que Guillermo nació con esa camiseta puesta, y un sinfín de otros lugares comunes, sin reparar que el éxito de este modelo de Boca, que Macri copió de Berlusconi (y que hoy tiene otros seguidores menos ilustres como nuestro Piñera), radica precisamente en el largo plazo, en el mantener jugadores y hacer que estos se repitan año tras año.
El éxito de Boca en el nuevo milenio se basa en que ha comprendido que para ganar se necesitan un par de fueras de series (Riquelme y Palacio hoy, Guillermo y Tévez ayer, por nombrar algunos) y muchos de los otros (Schiavi, Díaz, Battaglia, Cascini, Vargas (!), Cagna, etc.), y que mientras los primeros pueden variar en períodos más o menos cortos de tiempos, por sus especiales características y motivaciones, los demás deben conformar ese esqueleto que tiene que perdurar para ser exitoso, porque sus características y sus motivaciones son muy distintas.

A ver si me explico: yo entiendo que Riquelme y Tévez, después de haberlo ganado todo, quieran irse a Europa y allí tratar de demostrar su valía ante los ojos del Mundo, pero para tipos como Schiavi o Battaglia ya jugar en Boca y ganar cosas es impagable, por lo que su motivación se renueva y es constante, pues deben demostrar que no están ahí de casualidad; si después terminan yéndose a otro medio, fenómeno por lo económico, pero seguramente terminarán en equipos de medianía de tabla hacia abajo, donde no serán ídolos porque no resaltan por sus características individuales y pierden opción de mostrarse para el DT de la Selección, es decir, para ellos estar en Boca es a lo máximo que como jugadores pueden aspirar.

Y para lograr su propósito, Boca ha invertido sus prioridades y la manera de manejar sus recursos.
En este sentido, Boca no vende jugadores para comprar y renovar su plantel: vende para pagarle más a los que ya están y compra muy poco, lo que permite que los jóvenes que vienen de las inferiores absorban la experiencia de un camarín plagado de ella, y eso al momento de debutar se nota, pero cuando esos mismos chicos se venden, se nota más, ¿o acaso alguno cree que Gago cuesta lo que le costó al Madrid?.
Esta política la ha permitido a Boca pagar cifras estratosféricas para el medio, como el millón de dólares anual que cobra Palacio, y el bahiense se declara feliz, pues cobra como en Europa, es titular indiscutido, pelea siempre arriba, tiene las puertas de la Selección abiertas, está cerca de sus seres queridos y todo eso cuenta.

Lo que se dice tiene asidero cuando se enfrenta a la realidad de, por ejemplo, River e Independiente: ambos clubes vendieron a Higuaín y Agüero en cifras increíbles, pero todo lo que ganaron lo gastaron en refuerzos de discutible calidad, y así les fue.
Hoy, estos dos equipos tienen en Carrizo y Ustari los proyectos más exportables, pero al tenor del mal momento económico de ambos clubes, sus ventas sólo servirán para cerrar el balance en azul.
Tambien confirma lo dicho, el hecho de que el otro club que en Argentina se maneja a lo Boca, aunque en una realidad a escala menor por la ascendencia del club, sea el que hace campañas a lo menos decentes en el terreno internacional, y que es Vélez Sarsfield.

Y por eso cuando Riquelme hoy dice que "Boca representa a Argentina", yo no comparto su afirmación, porque Boca sólo representa a Boca y a su exitosa forma de hacer las cosas: si otro equipo argentino estuviese en la final de la Libertadores, probablemente ahí si estaría representando al fútbol argentino, puesto que implicaría que se están haciendo bien las cosas.
En el estado actual del fútbol trasandino, imaginar a un Racing, un Independiente, incluso un River peleando bien arriba, cuesta, pero imaginar a un Argentinos Juniors (y con esto quiero significar a cualquier club no grande) resulta apenas una quimera, porque así como va la mano, la próxima Libertadores la gana o un brasileño, o Boca.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

es verdad brasil esta arriba del resto, pero tendran que hacer algo mas ya que no les alcanza con boca. como vos bien decis si el proyecto boca fuera utilizado por mas equipos quedaria al descubierto que brasil no es tan superior al resto, con lo desorganizados que esta america les alcanza con poquito.

Anónimo dijo...

Debo felicitarte por tu blog y la profundidad de tus analisis.
Pero respecto a lo de Boca tienes algunos fallos.
Por ejemplo, el dictaminar que Boca es la maxima aspiracion de un jugador como Battaglia o creer que Boca vende para pagar mas a sus jugadores o que mantiene su plantilla en pos de un rendimiento deportivo.
Nada de eso es cierto.
Me parece un exceso el dictamen sobre Battaglia. Que un jugador encaje o no en un sistema de juego o en las preferencias de algun entrenador no convalida a dar el nivel de un jugador y menos sus aspiraciones.
En Boca no se mantienen plantillas como en ningun equipo del futbol argentino (y sudamericano por extension). Las leyes de mercado a que quedan sometidos los clubes por la sangria economica manda una sangria de talentos imparable.
Y en Boca, particularmente, el grueso del dinero de las transferencias no va a mejorar los salarios de los jugadores que quedan (todo lo contrario, Macri estipulo techos salariales que antes no existian) sino al grupo inversor compuesto por allegados a Macri.
Por lo demas, interesantisimo tu analisis.

Marco dijo...

Buen blog amigo.

Asiento las observaciones del lector anterior.

Acaso sea cierto que el nivel brasileño sea superior al resto de America.

Saludos de Buenos Aires!!!

Guido dijo...

Off topic:
Con respecto a lo que me preguntabas de Larrivey, te digo que es un delantero que fue de menor a mayor. Este último año se consolido como capitán y se encuentra en un nivel barbaro. El sábado, marco el gol que poco valió (por culpa del arbitro). Mete bien el cuerpo, descarga de diez y tiene una definición barbara. Quizás, su mayor defecto sea que no marca tanto de cabeza.

Saludos