miércoles, agosto 16, 2006

LA MANCHASTE

El domingo recién pasado jugaron Chelsea, actual campeón de la Premier League, contra Liverpool, campeón vigente de la FA Cup, para dirimir al supercampeón inglés.
El equipo de Benítez se impuso por 2-1 con goles de Riise y Crouch. Descontó para los de Mourinho, Shevchenko.

Cómo sea, lo trascendente, más allá de la copa de cartón por la que se jugó, fue el nefasto gesto de Shevchenko después de anotar el provisional empate.

El ucraniano no halló nada mejor que tomar la vía express hacia la idolatría azul besando su nueva camiseta, en un gesto que hoy por hoy tiene muy poco de romántico y sí mucho de hipócrita.

Hay un refrán que dice que no se puede ser fiel a dos amos sin serle servil a uno de ellos. Entonces hay algo que no calza.

Cuando Sheva poco antes del Mundial fue a la mismísima Curva Sud con una bufanda milanista en su cuello, sintiendo el calor y el apoyo de los hinchas de una camiseta que sí es de verdad y que sí lo querían; cuando lloró en la conferencia de prensa en la que se despedía de la malla rossonera; cuando juró y rejuró que el cambio de aires obedecía a una necesidad familiar y absolutamente extrafutbolística, mentía. O quizás no, pero entonces el domingo sí lo hizo a su nueva parcialidad.

Dos meses y un partido con tu nuevo equipo no bastan -creo yo- para borrar 7 años de intenso romance, para cagarla de esa forma.









El beso fue motivo de encuestas en Italia, de editoriales en la página oficial del AC Milan, de reproches de sus ex compañeros -Ambrosini-, de ironías de parte de su ex técnico, de insultos hacia él en foros milanistas, pero sobretodo, de vergüenza para los que lo seguimos, porque nos sentimos engañados y defraudados.


Y es que ésta debe haber sido la peor de sus jugadas: perdió la simpatía y respeto de sus hinchas milanistas, destrozando los buenos momentos del recuerdo, pero al mismo tiempo, sembró la incredulidad y descrédito en sus nuevos incondicionales: no creo que sean tan estúpidos para pensar que el beso fue de verdad.

Ojalá pueda darse un duelo europeo entre Chelsea y Milan, para que el San Siro que un día te acogió y aplaudió de pie, te haga temblar.

Sin perdón ni olvido, porque la camiseta no se mancha.

4 comentarios:

Leonardo dijo...

Un dirigente argentino dice que cuando los futbolistas se besan la camiseta es porque pasan por los clubes sin importales ellos y se la miran para ver a cual pertenece.

Milana dijo...

Fea la actitud

la pobla deportes dijo...

fue muy irritante esa wea, la cago. una falta de respeto realmente hacia si mismo y hacia los hinchas.

Guido dijo...

Coincido plenamente. Yo hice muchos post sobre el amor a la camiseta y este es uno de los casos que critique, no tiene verguenza.
Saludos, genial post