lunes, septiembre 17, 2007

CLÁSICOS DE DOMINGO

Ayer, domingo 16 de septiembre, se jugaron casi en paralelo dos clásicos que tienen el poder de paralizar a toda una ciudad por la pasión con que se viven y que muchas veces pasan desapercibidos por el centralismo exagerado de los respectivos países.
Me refiero a Newell¡s - Rosario Central y Santiago Wanderers - Everton, que más allá de las evidentes e históricas diferencias de las ligas a que pertenecen, generan un efecto muy similar.



De partida, las coincidencias entre estos cuatro equipos no son escasas.
Cuestiones como el mal manejo dirigencial, que permite a dirigentes locales ganar un protagonismo exagerado con todos los beneficios -económicos sobretodo- que ello conlleva y sin la estridencia generada por los errores que se cometen en equipos grandes capitalinos, la eterna sombra del descenso, la gran cantidad de buenos jugadores nacidos de sus semilleros, la fidelidad de sus hinchadas, el orgullo de los colores que representan mucho más que una ciudad, transformándose en algo así como una contestación al centralismo político y social propio de este lado del Mundo y lo más importante, que pese a ser equipos muy tradicionales, rara vez disputan palmo a palmo el campeonato, pero tienen en el clásico un trofeo que vale tanto como aquél, son cuestiones inherentes a estos clubes.



Alguno me podrá señalar que mientras al clásico de la Quinta Región asisten en promedio 15 mil personas (a veces más, otras menos), en el rosarino el número bordea los 30 mil espectadores, pero no se debe perder de vista que la población de Valparaíso y Viña del Mar, sumadas ambas ciudades, ascidende casi a 500 mil habitantes, mientras que en Rosario la cifra es fácilmente el doble.
El asunto no es una cosa cuantitativa, sino cualitativa.



De manera más o menos reciente, tanto Newells como Wanderers supieron ser campeones y en ese momento, la situación que se vivió fue muy similar: el pueblo leproso hizo caravana desde Rosario hasta Avellaneda, repletando el antiguo estadio de Independiente para ver a su equipo coronarse Campeón del Apertura 2004, mientras que en el 2001, una procesión de buses y automóviles provenientes de Valparaíso logró teñir de verde, con casi 50 mil almas, el mismísimo Estadio Nacional para ver al wanderito Campeón del último de los torneos largos de nuestro país.
Como dato: ni siquiera Católica, considerado uno de los equipos grandes de nuestro país, llenó el Nacional para ¡la final de Copa Libertadores!.
Y aunque los cruzados tienen el pretexto de haber sido goleados en el partido de ida jugado ante Sao Paulo en la final del '94, es una cuestión que ilustra el enorme arrastre del cuadro caturro, siendo, creo yo, el único equipo de provincia capaz de realizar semejante hazaña.



La lástima para todos nosotros amantes de la fiesta del fútbol, es que estos clásicos, por no ser capitalinos, nunca tienen la cobertura deseada, se juegan en horarios poco gratos (a las 12 del día el último clásico de Wanderers contra Everton, en plenas fiestas patrias...) y la televisión raramente los transmite, lo que ciertamente acentúa esa mezcla de rechazo a la capital y orgullo local.


2 comentarios:

Guido dijo...

El partido Rosario-Ñuls es tan importante que el equipo que perdió (la lepra) se quedo sin DT.

Saludos

Pasión por la *7* dijo...

bueno se acaba de saber que everton tambien quedo sin dt luego del clasico.

se anuncia acosta... comoles gusta botar la plata a los ruleteros