La noche anterior al clásico jugado el domingo 5 de octubre entre Colo Colo y Universidad de Chile festejé mi cumpleaños y en voz alta pedí que el mejor regalo me lo hiciera Lucas al día siguiente.
Más que un deseo, era una convicción a toda prueba, pues sentía que Colo Colo no tenía ninguna chance de perder el trascendental duelo.
Universidad de Chile llegaba como mentiroso favorito, pues sólo la irregularidad de los equipos del Clausura 2008 la tenía encaramado en la cima de la tabla de posiciones pero sin jamás convencer con su juego pese a aparentar ser un cuadro sólido.
Colo Colo, en cambio, pagaba los tres entrenadores distintos en el año y los diferentes métodos de preparación física que tienen al equipo en una discreta condición atlética, producto de lo cual los segundos tiempos han resultado nefastos.
Sin embargo, el clásico es otra cosa y Colo Colo lo ganó de punta a cabo, con actuaciones individuales sobresalientes y un colectivismo a toda prueba.
La "U" partió mejor, ejerciendo presión y creándose un par de oportunidades mediante pelota detenida que Muñoz conjuró con sobriedad.
Eso hasta que el Cacique se encontró en la cancha. Ahí comenzó el show de Meléndez que sacó del partido a Salas, el despliegue territorial de Sanhueza, los chispazos de Torres y el sacrificio de Millar.
El elenco estudiantil sólo profundizaba con los arranques de Montillo, un jugador que es veloz y encarador pero que define deficientemente y tampoco habilita de buena forma, es decir, entusiasma y no plasma. Estévez apareció poco y Pinto, nada.
La refriega se concentró en la mitad de la cancha, ya que Colo Colo no hacía daño por las orillas -muy pobre lo de Figueroa, quizás traicionado por su pasado azul y Cereceda casi no participó, puesto que se ganó amarilla apenas empezado el partido- y los laterales de la "U" raramente atravesaron la línea media.
Cuando la primera fase entraba en su recta final, un certero pase de Millar dejó en inmejorable posición a Barrios pero el achique de Pinto fue bueno aunque para su mala fortuna el rebote le quedó a la "Pantera", quien con el arco a disposición no perdonó. 1-0 y fin de los primeros 45'.
En el complemento, la tarde parecía ennegrecerse para el local, ya que el mejor hombre blanco hasta ese momento, Meléndez, tuvo que abandonar por problemas físicos. Su lugar lo ocupó Salcedo y Barti dispuso un nuevo esquema, con Figueroa más adelantado para ver si podía, por una vez en el partido, ganarle las espaldas al débil Pepe Rojas.
Así las cosas, y mientras se producía el reacomodo de las piezas, Estévez se cólo entre los centrales en demanda del arco y se produjo la jugada que cambió el partido: Luis Mena se cambió por gol y derribó al Pipa en la entrada del área. Roja para el Cacique Rubio y oportunidad para los azules, que desperdician un inmejorable tiro libre directo.
En un contexto normal, la expulsión voluntaria de un hombre sería criticable, pero lo que hizo Mena demostró el convencimiento del equipo. Así lo entendió la gente y el defensor abandonó la cancha entre aplausos por su sacrificio.
Con un hombre de más, Universidad de Chile no inquietó mayormente y el partido entró en un bache, hasta que Barrios se desmayó producto de la fatiga. El partido se detuvo, el delantero albo vomitó al borde de la cancha y pidió volver a jugar. En ese mismo momento, Salcedo robó un balón en terreno propio a Estévez, alargó para el reingresado Lucas, quien a base de potencia y velocidad sorteó a Martínez y a Olarra y definió cruzado ante la salida de Pinto. Un gol tan grande como el Monumental y el 2-0 para Colo Colo. Pero quedaba paño que cortar.
Lo que vino después sólo acrecentó el triunfo colocolino. Lucas volvió a desvanecerse y vomitó en plena cancha, por lo que fue reemplazado por Gazale. El héroe se retiraba en medio de una ovación gigantesca.
Colo Colo, con un hombre menos y perdiendo a sus dos mejores jugadores por razones físicas, seguía arriba en el marcador, hasta que un discutible foul de Jara sobre Salas en el área colocó la incertidumbre en Pedreros. Quedaban diez minutos y si el "11" azul convertía, el partido se tornaba dramático.
El capitán estudiantil se paró frente a Muñoz y por más que Jara y Riffo intentaran desconcentrarlo con las artimañas propias de los penales, parecía poco probable que un hombre de la experiencia de Salas se dejara engatusar. El referente tomó poca distancia, amagó patear -como siempre-, por lo que su remate no podía salir fuerte, pero sí colocado, mas Muñoz lo esperó hasta el final y adivinó el lado. Colo Colo seguía 2-0 arriba en el marcador, pero golando en lo moral. En ese momento, el partido como expresión de fútbol se terminó, pese a que Millar y Milla, por cada bando, tuvieron oportunidad de cambiar los guarismos.
Universidad de Chile -y especialmente Salas, quien se empieza a despedir del profesionalismo- desperdiciaron una oportunidad histórica para triunfar en pastos albos, pues todo el partido se planteó a su favor pero tuvieron un miedo enorme a la hazaña.
Si Lucas saldó mi deseo, la "U" hizo el resto y lo dejó a salvo.
El recibimiento al equipo, declaraciones y el compacto del partido. Créditos a www.dalealbo.cl