En un partido increíble, Colo Colo cayó 3-4 visitando a Boca Juniors, con anotaciones de Biscayzacú -2- y Moya para los chilenos, y de Palermo, Gracián, Palacio y Cardozo para los trasandinos.
El ambiente previo al partido fue de absoluta conmoción: el lunes, el plantel de Colo Colo decide no entrenar por no llegar a acuerdo en el asunto de los premios. El martes, Ruiz-Tagle se declará "dolido" por la actitud del plantel y tras cartón, Borghi presenta su renuncia indeclinable. Terremoto a sólo dos días del encuentro ante Boca Juniors.
En la noche de ese mismo martes, los jugadores con mayor peso en el plantel se reunieron con el cuerpo técnico y algunos dirigentes en la casa del renunciado DT, tratando de convencerlo de echar pie atrás. ¿Resultado? pasadas las 4 de la madrugada se retiraron todos sin novedad.
El miércoles, Colo Colo viajó a Argentina con la incertidumbre de la continuidad del técnico, al tiempo que Boca se juramentaba ganar el partido. Las reuniones y trascendidos continuaron ese día, pero todo seguía en vilo.
Llegó el jueves, día del partido y Borghi, como si nada pasara, en vez de entrenar de manera correcta, de preparar al equipo, va y filma un programa para ESPN (en el cual, se dice, lo hicieron llorar). Al rato, aparece en un espacio de FOX Sports y Maradona llama para agasajarlo. ¿la vieja táctica de te adormezco y te mato? Puede ser.
Todo esto en la previa de un partido trascendental, y Borghi viviendo sus 15 minutos de fama en Argentina. Admirable, todo lo que se llama una muestra de "amor por el club".
21 horas, los equipos saltan a la cancha y ya las cosas pintaban mal: Borghi decide alinear a Jhon Jairo Castillo, un tipo que ni en el torneo local ha tenido mucha acción y ha demostrado muy poco. El morocho no se quedó por ganas, pero ¿era el jugador indicado para jugar este partido?
El primer tiempo transcurre lógico: Boca sale con todo a buscar el resultado y Colo Colo acierta de contra, tras un pase magistral de Jorquera que habilita al Grillo -que nunca se borra en las bravas- y este que define cruzado. 1-0 para la visita.
Justo antes del gol, a Boca le expulsan discutiblemente un jugador, pero Palermo hace la obvia e inventa un penal que no dudan en cobrar. El Loco la echa afuera. Tras cartón, le gana el quién vive a Rojas y empate a uno.
Cuando parecía que se iban al descanso empatados, aparece la figura enorme de Sanhueza y pared mediante con Jorquera (¡¡otra vez!!), penetra hasta las barbas de Caranta y cede incómodo para que se escuche de nuevo el cri-cri del Grillo. 2-1 para Colo Colo.
Ahora, el paréntesis. Borghi, muy ido del partido (casi ni lo vivió, estaba comodísimo en el estadio), no haya nada mejor que "renunciar a sus principios" (¿y si lo hacía cuando ganábamos la final de la Sudamericana, cuando teníamos equipo?) y saca a un punta y mete Cabión, a la postre, el mejor asistidor de Boca. Gracián lo empata 2-2.
Luego, y cuando todos, y digo todos-todos, veíamos que Palacio había encontrado la "yayita" de Colo Colo en la lentitud de Rojas (algo que por lo demás, había anticipado en el post anterior), saca a Jorquera, el hombre de los pases gol y mete a Moya (que debió ser del arranque), en vez de sacar a Rojas y colocar a Jara para intentar detener al puntero de Boca.
Y es que aquí se demuestra lo mejor y lo peor de Borghi: lo mejor, reaccionar a tiempo ymeter un cambio ofensivo; lo peor, errar los nombres: sencillamente no estaba viendo el mismo partido que todos veíamos. Y para colmo, en un partido decisivo, recurre a los dos hombres que tuvo en el ostracismo durante casi dos meses, faltos de fútbol y de ritmo, Moya y Cabión (aunque lo de Moya es entendible, porque es un jugador para este tipo de partidos).
Posteriormente, ya 3-2 abajo, saca a Salcedo (que hasta ese momento estaba conteniendo bastante bien las subidas de Ibarra) y hace ingresar a Salazar. No voy a gastar más palabras sobre lo que opino de este jugador: si arruga jugando de local en el Monumental y abusa del pase cortito para atrás o para el lado, era obvio lo que iba a pasar en la Bombonera.
Luego, vino el 4-2 (Cardozo) y Moya descontó y puso el 4-3 definitivo para el local.
El resultado de todos estos cambios horribles fue un Colo Colo absolutamente desdibujado, que terminó con ¡¡¡ MENA DE ENGANCHE !!!.
Yo creo que hubo muchos errores en la parte táctica: Moya debió ser de la partida, Rojas debió salir por Jara, Fuenzalida era mejor opción que Salazar, y así, pero el error más grueso, el más doloroso y canallezco fue la actitud de Borghi desde el martes hasta aquí.
Uno puede entender que se equivoque en los cambios, pero son cuestiones tan básicas que hacen dudar si el tipo estaba realmente metido en el partido, y al tenor de lo que señalé anteriormente, queda claro que a este señor sólo le importa él.
Es que me parece una falta de respeto hacia un club que le dió todo, a los 3 mil chilenos que repletaron la tercera bandeja visitante, el desparpajo de Borghi de renunciar dos días antes de un partido como este, y por si fuera poco, al llegar a Argentina presentarse en cuanto programa había, ¿qué clase de concentración es esa?.
Cómo sea, siendo realistas, una derrota en la Bombonera estaba dentro de cualquier cálculo, la cuestión es que de la forma en que se desarrolló el partido invitaba a soñar con algo histórico, pero cuando tienes a un tipo tomando decisiones sin estar metido como se debe estar en un partido como este, ocurren estas cosas.
No quiero restarle méritos a Boca, jugaron muy bien y con convicción, haciendo valer la localía, lo que por otra parte es lo que se le pide al campeón vigente.
El asunto es que cuando existe una diferencia de planteles tan notable como la que hay entre Colo Colo y Boca Juniors, hay que poner un poquito de lo otro, hay que estar concentrado 100% en el partido, y en eso, Borghi estuvo muy lejos de dar la talla.
¿Puntos rescatables? los de casi siempre: Mena, pese a sus ripios entregó todo y salvó muchas ocasiones de gol; Sanhueza, impresionante, porque cuando estaba jugando más mal, sacó ese plus de los grandes para el segundo gol de Colo Colo y a partir de ahí retomó la confianza; Villarroel, por su entrega característica, aunque luego de la salida de Salcedo tuvo que cubrir la franja izquierda y se vio desorientado, pero no fue su culpa; Jorquera, que con sólo 19 años metio dos pase-gol, porque aunque sea lagunero y le falte físico para rendir 90 minutos al máximo, no se achicó ni acá ni allá; y Biscayzacú, que denle un arco y la mete.
¿Bajos? Fierro no hacía un mal partido, pero cuando entró Cabión a su zona y tuvo que subir, se borró; Rojas, que se dejó primerear por Palermo en el penal y en el gol y le vió el número toda la noche a Palacio; Cabión, que jugó horrible, perdiendo demasiadas pelotas cuando el partido pedía bajar las revoluciones; y, obviamente, Salazar.
Hoy, con la renuncia de Borghi confirmada, comienza un nuevo ciclo. La clasificación a octavos esta muy latente, "basta" ganar los dos partidos de local, algo que no parece imposible si se juega como se jugó ante Boca en el Monumental.
Pero los problemas no están todos en la cancha y el que llegue a sentarse a la banca de Colo Colo la tendrá durísima: la gente quiere demasiado a Borghi, pero con las actitudes mostradas de un tiempo a esta parte, queda claro que la cuestión no es recíproca.
Alguien que te quiere no te abandona. Por lo menos, así, no.
El ambiente previo al partido fue de absoluta conmoción: el lunes, el plantel de Colo Colo decide no entrenar por no llegar a acuerdo en el asunto de los premios. El martes, Ruiz-Tagle se declará "dolido" por la actitud del plantel y tras cartón, Borghi presenta su renuncia indeclinable. Terremoto a sólo dos días del encuentro ante Boca Juniors.
En la noche de ese mismo martes, los jugadores con mayor peso en el plantel se reunieron con el cuerpo técnico y algunos dirigentes en la casa del renunciado DT, tratando de convencerlo de echar pie atrás. ¿Resultado? pasadas las 4 de la madrugada se retiraron todos sin novedad.
El miércoles, Colo Colo viajó a Argentina con la incertidumbre de la continuidad del técnico, al tiempo que Boca se juramentaba ganar el partido. Las reuniones y trascendidos continuaron ese día, pero todo seguía en vilo.
Llegó el jueves, día del partido y Borghi, como si nada pasara, en vez de entrenar de manera correcta, de preparar al equipo, va y filma un programa para ESPN (en el cual, se dice, lo hicieron llorar). Al rato, aparece en un espacio de FOX Sports y Maradona llama para agasajarlo. ¿la vieja táctica de te adormezco y te mato? Puede ser.
Todo esto en la previa de un partido trascendental, y Borghi viviendo sus 15 minutos de fama en Argentina. Admirable, todo lo que se llama una muestra de "amor por el club".
21 horas, los equipos saltan a la cancha y ya las cosas pintaban mal: Borghi decide alinear a Jhon Jairo Castillo, un tipo que ni en el torneo local ha tenido mucha acción y ha demostrado muy poco. El morocho no se quedó por ganas, pero ¿era el jugador indicado para jugar este partido?
El primer tiempo transcurre lógico: Boca sale con todo a buscar el resultado y Colo Colo acierta de contra, tras un pase magistral de Jorquera que habilita al Grillo -que nunca se borra en las bravas- y este que define cruzado. 1-0 para la visita.
Justo antes del gol, a Boca le expulsan discutiblemente un jugador, pero Palermo hace la obvia e inventa un penal que no dudan en cobrar. El Loco la echa afuera. Tras cartón, le gana el quién vive a Rojas y empate a uno.
Cuando parecía que se iban al descanso empatados, aparece la figura enorme de Sanhueza y pared mediante con Jorquera (¡¡otra vez!!), penetra hasta las barbas de Caranta y cede incómodo para que se escuche de nuevo el cri-cri del Grillo. 2-1 para Colo Colo.
Ahora, el paréntesis. Borghi, muy ido del partido (casi ni lo vivió, estaba comodísimo en el estadio), no haya nada mejor que "renunciar a sus principios" (¿y si lo hacía cuando ganábamos la final de la Sudamericana, cuando teníamos equipo?) y saca a un punta y mete Cabión, a la postre, el mejor asistidor de Boca. Gracián lo empata 2-2.
Luego, y cuando todos, y digo todos-todos, veíamos que Palacio había encontrado la "yayita" de Colo Colo en la lentitud de Rojas (algo que por lo demás, había anticipado en el post anterior), saca a Jorquera, el hombre de los pases gol y mete a Moya (que debió ser del arranque), en vez de sacar a Rojas y colocar a Jara para intentar detener al puntero de Boca.
Y es que aquí se demuestra lo mejor y lo peor de Borghi: lo mejor, reaccionar a tiempo ymeter un cambio ofensivo; lo peor, errar los nombres: sencillamente no estaba viendo el mismo partido que todos veíamos. Y para colmo, en un partido decisivo, recurre a los dos hombres que tuvo en el ostracismo durante casi dos meses, faltos de fútbol y de ritmo, Moya y Cabión (aunque lo de Moya es entendible, porque es un jugador para este tipo de partidos).
Posteriormente, ya 3-2 abajo, saca a Salcedo (que hasta ese momento estaba conteniendo bastante bien las subidas de Ibarra) y hace ingresar a Salazar. No voy a gastar más palabras sobre lo que opino de este jugador: si arruga jugando de local en el Monumental y abusa del pase cortito para atrás o para el lado, era obvio lo que iba a pasar en la Bombonera.
Luego, vino el 4-2 (Cardozo) y Moya descontó y puso el 4-3 definitivo para el local.
El resultado de todos estos cambios horribles fue un Colo Colo absolutamente desdibujado, que terminó con ¡¡¡ MENA DE ENGANCHE !!!.
Yo creo que hubo muchos errores en la parte táctica: Moya debió ser de la partida, Rojas debió salir por Jara, Fuenzalida era mejor opción que Salazar, y así, pero el error más grueso, el más doloroso y canallezco fue la actitud de Borghi desde el martes hasta aquí.
Uno puede entender que se equivoque en los cambios, pero son cuestiones tan básicas que hacen dudar si el tipo estaba realmente metido en el partido, y al tenor de lo que señalé anteriormente, queda claro que a este señor sólo le importa él.
Es que me parece una falta de respeto hacia un club que le dió todo, a los 3 mil chilenos que repletaron la tercera bandeja visitante, el desparpajo de Borghi de renunciar dos días antes de un partido como este, y por si fuera poco, al llegar a Argentina presentarse en cuanto programa había, ¿qué clase de concentración es esa?.
Cómo sea, siendo realistas, una derrota en la Bombonera estaba dentro de cualquier cálculo, la cuestión es que de la forma en que se desarrolló el partido invitaba a soñar con algo histórico, pero cuando tienes a un tipo tomando decisiones sin estar metido como se debe estar en un partido como este, ocurren estas cosas.
No quiero restarle méritos a Boca, jugaron muy bien y con convicción, haciendo valer la localía, lo que por otra parte es lo que se le pide al campeón vigente.
El asunto es que cuando existe una diferencia de planteles tan notable como la que hay entre Colo Colo y Boca Juniors, hay que poner un poquito de lo otro, hay que estar concentrado 100% en el partido, y en eso, Borghi estuvo muy lejos de dar la talla.
¿Puntos rescatables? los de casi siempre: Mena, pese a sus ripios entregó todo y salvó muchas ocasiones de gol; Sanhueza, impresionante, porque cuando estaba jugando más mal, sacó ese plus de los grandes para el segundo gol de Colo Colo y a partir de ahí retomó la confianza; Villarroel, por su entrega característica, aunque luego de la salida de Salcedo tuvo que cubrir la franja izquierda y se vio desorientado, pero no fue su culpa; Jorquera, que con sólo 19 años metio dos pase-gol, porque aunque sea lagunero y le falte físico para rendir 90 minutos al máximo, no se achicó ni acá ni allá; y Biscayzacú, que denle un arco y la mete.
¿Bajos? Fierro no hacía un mal partido, pero cuando entró Cabión a su zona y tuvo que subir, se borró; Rojas, que se dejó primerear por Palermo en el penal y en el gol y le vió el número toda la noche a Palacio; Cabión, que jugó horrible, perdiendo demasiadas pelotas cuando el partido pedía bajar las revoluciones; y, obviamente, Salazar.
Hoy, con la renuncia de Borghi confirmada, comienza un nuevo ciclo. La clasificación a octavos esta muy latente, "basta" ganar los dos partidos de local, algo que no parece imposible si se juega como se jugó ante Boca en el Monumental.
Pero los problemas no están todos en la cancha y el que llegue a sentarse a la banca de Colo Colo la tendrá durísima: la gente quiere demasiado a Borghi, pero con las actitudes mostradas de un tiempo a esta parte, queda claro que la cuestión no es recíproca.
Alguien que te quiere no te abandona. Por lo menos, así, no.