domingo, abril 29, 2007

VIVIR CON 10 (ATRÁS)















Es una situación casi universal en el fútbol: mientras más expectación se crea en torno a un partido, más termina decepcionado.
Lo ocurrido hoy en la cancha del Nacional estuvo lejos de ser un partido atractivo y bien jugado, pero la culpa no sólo la tuvo el ¿local?.

Sin duda lo más impactante de la jornada se vivió en la barra de Colo Colo.
Algunos minutos antes de las 16:00 hrs., los equipos salieron juntos a la cancha, al estilo FIFA, y el recibimiento azul fue bastante lucido. En cambio, la Garra Blanca estaba muda y sin ninguna parafernalia. Raro, por decir lo menos.
Comenzó el partido y a los 5 minutos, la sorpresa: en una coordinada acción, se reveló un lienzo en el sector norte que rezaba "Contra equipo chico llegamos tarde", al tiempo que se desplegaban 3 banderas gigantes -"Traigan vino que copas sobran", la camiseta gigante de "La Familia" y "Campeón hay uno solo"-, hacían ingreso los bombos, se tiraban innumerables serpentinas y se disparaban cientos de fuegos artificiales. Simplemente genial.

Más allá de la sorpresa que la GB tenía preparada, el lienzo desplegado resultó ser una profecía perfecta de lo que a continuación sucedió en el terreno de juego.
Y para entender a cabalidad este punto es necesario recordar lo que dijo Pinilla al término del partido entre la U y Ñublense: "después de que hicieron un gol, se les notó que son un equipo chico y se nos metieron atrás".
Lo que para un equipo de provincia, jugando de visita en el Nacional, es una actitud lógica, esperable y hasta aceptable, para un cuadro que dice ser "grande", jugando de local y a estadio lleno, resulta patético.
Lo peor es que durante toda la semana previa, sólo se escucharon triunfalismos y amenazas desde la trinchera azul, advirtiendo que el invicto de Colo Colo se acabaría este fin de semana y que se jugarían la vida para quedarse con los tres puntos.

De lleno en lo futbolístico, el primer tiempo tuvo escaso nivel técnico y mucha fricción.
La "U" intentó de entrada -debut y despedida en el área rival- con un mano a mano entre Pinto y Cejas que ganó el golero albo.
De ahí en más, el juego se volvió lento, con muchos errores en la entrega y excesiva vehemencia, como cuando Pinilla, ya al cuarto de hora, le entró fortísimo a Villarroel, jugada que ameritó expulsión.
Colo Colo se notaba dubitativo, casi creyendo que algo raro estaba pasando.
En lo personal, el partido me parecía excesivamente extraño y lento, una sensación de que no podía ser tan así, temiendo que la "U" tuviera un plan secreto y esperando una reacción azul que no llegó.
Salvo un remate de Jerez, el primer tiempo fue absolutamente desechable.

En el complemento, el ritmo se hizo más intenso y el partido parecío prender.
Giovanni Hernández se hizo de la manija del mediocampo y el dominio albo pasó a ser absoluto cuando Acuña fue correctamente expulsado por una dura entrada en contra de Villarroel.
La expulsión de Acuña fue casi un favor para los azules: el calvo mediocampista estaba errático en la entrega y era de lo más bajo del cuadro universitario.
El nuevo escenario permitió un reajuste de las piezas estudiantiles y con 10 hombres, la "U" blanqueó su intención inicial de rescatar un punto con el ingreso de Estrada y Díaz por Pinilla y López, respectivamente. Arrué volvió a su mejor posición de doble pivot junto a Iturra, quedando Joel Soto abandonado a su suerte.

Colo Colo -y en esto radica su cuota de responsabilidad- acusó el bajo nivel de algunas individualidades -como Suazo, Millar, Fierro y Jerez, quien en el primer tiempo no pudo sacarle provecho a la inexperiencia del juvenil azul López-, y no supo hacerse de un triunfo que parecía al alcance de la mano.
Lo mejor del cuadro albo estuvo en los baluartes de la defensa, Riffo y Vidal, quienes en sus arrebatos ofensivos y en las jugadas de balón detenido tuvieron la victoria, pero Pinto estuvo notable en un par de intervenciones.

Así, sin mucho que destacar, terminaron los 90', con un equipo festejando y el otro lamentándose. Adivine cuál es cuál.

martes, abril 17, 2007

ARGENTINA - CHILE (LA PREVIA)

El miércoles 18 de Abril, el estadio "Malvinas Argentinas" albergará un duelo amistoso entre las selecciones de Argentina y Chile, cuya principal novedad será la participación casi exclusiva de jugadores los respectivos medios locales.
los equipos formarán, de no mediar infortunios de última hora, así:

ARGENTINA (4-3-1-2): Carrizo; Ibarra (c), Tuzzio, Díaz, Botinelli (Re); Belluschi, Ledesma, Sosa; Montenegro; Palacio, Pavone.

CHILE (4-3-1-2): Pinto; Rieloff, Riffo, Rocco, Vidal; Fierro, Sanhueza, Iturra; Valdivia (c); Sánchez, Suazo.

La ventaja de Argentina, además de los nombres, la localía y el historial, está dada por el mes de trabajo que viene realizando el combinado local; Chile, por su parte, suple ese handicap apostando por una formación eminentemente colocolina.

Sorprende el esquema táctico similar a utilizar por ambos entrenadores, sobretodo en la última línea, donde el supuesto lateral izquierdo de ambas escuadras es un defensor central devenido en marcador de punta (Botinelli y Vidal, respectivamente).
Lo último tiene congruencia en el sistema de Basile, ya que Sosa -quien jugará como volante por izquierda- seguramente hará dupla más adelantado con Montenegro en la creación, por lo que el resguardo de sus espaldas es lógico, no así en Chile, ya que ni Vidal ni Iturra son eminentemente ofensivos.
La explicación de esto, en mi opinión, estriba en que Sánchez se recostará sobre el sector izquierdo del ataque nacional, a fin de aprovechar los espacios que Ibarra deje en sus arrebatos ofensivos.
El duelo clave, entonces, se dará en el otro sector de la cancha, ya que si Fierro logra ganarle en el mano a mano Botinelli (o Re), en posiciones ofensivas Chile tendría 3 atacantes: Sánchez por izquierda, Suazo al centro y Fierro por derecha, asistidos por Valdivia.

Otro aspecto que es llamativo es la inclusión en la oncena de arranque de Rieloff, quien viene teniendo un mal desempeño: la explicación de su titularidad es la fuerte apuesta que Acosta realiza en las pelotas detenidas, aprovechando la altura del Flaco.
Sin duda que del éxito que tenga el audino frente a Sosa dependerá en gran parte la mantención de la estantería chilena.
Iturra debiera hacer una marcación más o menos personal de Montenegro, a juzgar por el sector donde se mueve este último, es decir, del medio hacia la derecha del ataque trasandino, pues el resto del campo le correspondería al Pincha.

A juzgar por como se avizoran los movimientos ofensivos argentinos, Belluschi y Ledesma formaría una suerte de doble cinco en la contención, y es precisamente ese hecho el que permitirá a Valdivia, si lee correctamente el juego, dominar el mediocampo: tendrá que aprovechar el bajón futbolístico y físico del capitán de River y la confianza de que por estos días goza Ledesma, yéndose al ataque, para hacerse de la posesión del balón y distribuir el juego.

El ataque argentino es cosa seria, sobretodo en contragolpe. Lo lógico sería que Roco tomase a Pavone en el uno contra uno, con Riffo esperando un poco más atrás.
Palacio, con tendencia a utilizar ambas bandas, por la derecha de su ataque sería marcado por Vidal, en un duelo bastante parejo en cuanto a velocidad; si decide irse al otro costado, Fierro deberá darle una mano a Rieloff.
Riffo deberá cuidar su excesivo celo por salir jugando, porque ya se sabe lo que es Palacio apretando en la salida, como se vió en el partido contra Vélez.

Mi impresión, y más allá del clissé clasico, es que el juego se decidirá en el mediocampo, por la sencilla razón de que Argentina no tiene un marcador neto en esa zona y Valdivia, si anda iluminado, podría causar estragos.
Por contraparte, si el buen pie del sector medio argentino se impone a la mayor rudeza y dinámica del nacional podría ser otra goleada de proporciones.

Igualmente, y como suele suceder en este tipo de partidos, la vida útil del mismo no sobrepasará los 60 minutos, porque es sabido que transcurrido ese lapso -e incluso un poco antes- los técnicos comienzan a echar mano de sus suplentes, desdibujando por completo el espectáculo en pos de sus "pruebas" y de "querer ver jugadores".









jueves, abril 05, 2007

UN SUEÑO LIBERTADOR DE AMÉRICA

Vidal lo dijo de manera simple y sincera: "andamos con la suerte del campeón".

En el torneo nacional, las dos últimas fechas los de arriba jugaron para Colo Colo: Cobreloa enredó puntos en el puerto de Valparaíso -empate 1 -1 contra Wanderers- y perdió en condición de local ante Ñublense.
Católica, por su parte, empató 1 -1 como visita en la altura de El Salvador ante Cobresal y repitió los guarismos en San Carlos ante Antofagasta.

Con estos resultados, Colo Colo sigue a la cabeza de la clasificación con 9 partidos, uno menos que Cobreloa y Católica, y 3 puntos de ventaja sobre Cobreloa.
Si a ello le sumamos el hecho de que Audax concentrará sus esfuerzos en conseguir un cupo para los octavos de final de la Libertadores, es claro que el Cacique les saca una ventaja -si bien no muy amplia, pero sí tranquilizadora- a sus rivales más inmediatos en la competencia local.

Sin embargo, lo mejor vino hoy: Caracas acaba de golear por 3 -1 a River Plate en Cúcuta, con lo que venezolanos y chilenos se clasificaron anticipadamente a la siguiente fase de la Copa, cuestión que significa un gran alivio para Colo Colo, ya que en la semana que debe ir a jugar a Buenos Aires están, además, calendarizados sendos encuentros contra Universidad de Chile y contra Cobreloa en Calama.
Hoy, con la clasificación en el bolsillo, podrá afrontar de mejor manera estos dos partidos del torneo local que, de mediar buenos resultados, pavimentarían seriamente la opción del tricampeonato.

Pero el hecho de que todos jugasen para el Cacique no habría servido de nada si éste no hubiese realizado su parte de la tarea.

El repunte definitivo partió precisamente en Cúcuta, donde todo el plantel -partiendo por Borghi- dio una lección de haber aprendido de sus errores y de superar sus limitaciones: sin el alma y líder del equipo y sin el goleador, Colo Colo no tuvo empacho en salir a jugar de chico a grande hasta ponerse bien arriba en el marcador.
Del mismo modo, Borghi no tuvo miedo de hacer un cambio "defensivo" -tanto temor que se le tiene a esa palabra- para cuidar un resultado.
Y es que es de personas inteligentes corregir los desaciertos y de caballeros, reconocerlo. En ésta, le doy la derecha.

En Santiago había que ratificar, de la manera que fuera, el triunfo en tierras colombianas.
Y así no más fue: Borghi nuevamente renunció a otro de sus "principios" -el fútbol champagne- para rememorar al Colo Colo histórico, el aguerrido, ese que dió pie a la frase "de atrás pica el indio", el de la garra y la pasión: el popular.
Entonces, con un cobro polémico mediante -pero no se puede olvidar que antes hubo, al menos, dos penales clarísimos no sancionados y un par de patadas venezolanas que merecieron expulsión-, Suazo le dió otros tres puntos a su equipo. La tarea estaba casi hecha.

El siguiente duelo, contra Liga Deportiva Universitaria de Quito, fue el típico partido que debe afrontar Colo Colo en su cancha: tratar de entrarle a un equipo que viene a obtener un punto.
El primer tiempo fue un monólogo del popular, pero no pudo concretar.
En el complemento, un penal servido impecablemente por Fierro abrió las puertas para que luego Suazo, el mismo Fierro y Millar cuajaran un 4-0 decidor y que dejó la clasificación a octavos ad portas, la que se concretó hoy con el triunfo de Caracas ante River.

Ahora comienza la Copa de verdad y la recta final hacia el tricampeonato.
¿Pronto para soñar en algo como el '91?