martes, diciembre 26, 2006

EL FUTURO DEL CACIQUE

La partida de Fernández significará un punto de inflexión para Colo Colo. Ciertamente, al principio será un golpe difícil de asimilar, porque el vacío dejado por un jugador de su calibre no se llena fácilmente.
Sin embargo, puede ser que el equipo asimile positivamente la independencia que sufrirá de Fernández, en todo orden de cosas.

Primero, la independencia mediática. Nadie puede discutir que un número importante, sino la mayoría, de los reporteros agolpados en el Monumental cada día, estaban ahí precisamente por la presencia de "Matigol" más que por cubrir el trabajo diario de Colo Colo, cuestión que en Chile sólo realizan algunas emisoras de radio y ciertos cuerpos deportivos de diarios.

Segundo, la independencia institucional. En el año de la explosión del merchandising popular, el ícono ha sido Fernández. La "matimanía" ha reportado jugosos beneficios para la administración alba, pero ante la partida del niño símbolo, la iconografía deberá enfocarse en lo que es más importante: el club mismo.

Tercero, y lo más trascendental de todo, es la independencia futbolística. Yo no soy de la opinión de aquéllos que dicen que este equipo dependía de Fernández. Ejemplos hay por montones, y sobre como muestra la final contra el Audax.
Sin duda que con la presencia del "Mati" en cuerpo -y alma- en la cancha, todo se hacía más fácil, pero ello no quiere decir que era imprescindible para ganar.
Pese a ello, en varios partidos se notó que cuando el equipo no andaba bien colectivamente, la esperanza de triunfo recaía casi exclusivamente en un balón detenido servido por Fernández o en alguna genialidad suya.

Y es exactamente ahí donde Colo Colo tiene la oportunidad de pasar de ser un buen equipo con un súper jugador, a un gran equipo. El salto cualitativo que como escuadra se necesita.

Hasta este momento, Colo Colo tenía un 11 ideal de alta jerarquía, pero las variantes ofensivas de la banca no estaban a la altura como para dar vuelta un resultado adverso. Así se vió en la final contra Pachuca, ya que sólo el ingreso de Jerez -quien venía de un tiempo largo de inactividad- suponía una alternativa válida para intentar lograr algo más.
En este sentido, Fernández se alzaba como la mejor reserva del plantel. Sí, porque no fueron pocos los partidos en que el desgaste del "14" se hacía notorio y prácticamente pasaba desapercibido. En esos momentos, la presencia en determinados instantes del partido de Matías, provocaba por sí sola la reacción necesaria, pese a que hasta el momento no hubiera realizado un gran encuentro.

Ahora, ya sin esa "cartita bajo la manga", será todo el equipo el que deba bregar por los éxitos. Y es allí donde la independencia del "14" podría significar el salto cualitativo del que hablo.

Se me vienen a le mente las palabras de Gastón Machín con ocasión de la venta del Kun Agüero al Atlético Madrid, y la posterior compra de varios jugadores importantes, como Denis y sobretodo, Montenegro. Entonces, el "8" declaró que "ahora eran más equipo".
Independiente de los resultados obtenidos por el cuadro rojo de Avellaneda, la reflexión de Machín calza perfectamente en el momento actual y futuro de Colo Colo.

Si el cuadro albo lográ sacudirse de la ausencia de Fernández en términos sicológicos y futbolísticos, conformando un plantel con variantes y no sólo con un 11 estelar, podrá aspirar a hacer un papel más que digno en la Libertadores 2007. La fase de grupos no será fácil, pero sin duda que junto a River Plate, Colo Colo es el favorito para pasar a segunda fase, y entonces ya todo puede pasar.

A este respecto, adquiere vital importancia la retención de Meléndez en el cuadro popular, puesto que ello significaría mantener la base sólida y el equilibrio del plantel.
Junto a ello, la vuelta de Lorca, la posible incorporación de Neira y Giovanni Hernández, el concurso asegurado del paraguayo Giménez y de Rodrigo Millar, y algún otro refuerzo, supondrán una serie de alternativas válidas y de jerarquía que no hagan depender en exceso de los titulares, pues hasta ahora, me parece que en muchos partidos Borghi consideró que, ante una banca que no presentaba alternativas de peso, decidía mantener en cancha a los fijos, pese a que no estuvieran realizando un buen partido, bajo la premisa -desde mi punto de vista, correcta- de que, aún realizando un partido malo, suponían una mejor elección que decidirse por alguna de las alternativas que le brindaban los suplentes.
También debe sumarse la explosión definitiva de Sánchez, la madurez que irá alcanzando Vidal, la jerarquía adquirida por Henríquez y Sanhueza, la solvencia y seguridad que transmite Cejas, etc.

Sin embargo, la decisión más acertada es la retención de Suazo. Un goleador impresionante, con uan estadística que da escalofríos: 51 goles en en 59 partidos jugados esta temporada, dando una media cercana a 1 gol por partido, es algo simplemente alucinante.
Sin duda que Suazo ha vivido bajo la sombra de Fernández, pero en una situación "normal", los números logrados por "Chupete" coparían tantas portadas como las gambetas del Mati.
Además, Suazo se ha probado en todo orden de campeonatos: 3 goles contra Chivas, en la Pre Libertadores; Goleador del Torneo de Apertura; segundo goleador del Torneo de Clausura; Goleador de la Copa Sudamericana; Goleador del Mundo en partidos internacionales (tanto de Selección cuanto de clubes); Segundo Goleador del Mundo en partidos oficiales de Liga, con 34 dianas, a una de Jan Huntelaar; y 4 goles en la Selección, jugando 5 partidos.
A este respecto, cabe mencionar una coincidencia: En el Torneo de Apertura, la gran figua fue Valdivia. La "posta" la tomó Fernández, justamente en la final, anotando dos golazos contra la "U". El Torneo Clausura vió al mejor Fernández, y justamente en la final, el relevo lo toma Suazo. ¿será el 2007 su año?

Por todo lo dicho, Colo Colo, ante la partida de su mejor jugador, paradójicamente tiene la posibilidad de dar el gran salto de calidad que le permita volver a codearse entre los grandes de América: sólo depende de que el plantel crea en sus posibilidades, más allá de la dependencia de un jugador en especial.

domingo, diciembre 17, 2006

CULPABLE



En el mejor partido del año, protagonizado por O'Higgins y Audax Italiano -quienes dirimían el paso a la final del Campeonato de Clausura-, la figura no fue ni Carlos "Carlitos" Villanueva ni el "llanero" Giancarlo Maldonado.

El protagonista principal, para desgracia -sobretodo para los rancagüinos, pero para el público imparcial en general- y al igual que siempre que arbitra un partido importante, fue Rubén Selman.

Ya no sé que se puede hacer contra este "pelao" desgraciado. Y discúlpenme, pero no hay otro adjetivo.

Es que siempre se las ingenia para pasar más advertido que cualquier jugador, para manejar los partidos, para ser portada... en fin, para arruinar la fiesta que significa el fútbol, haciendo actor importante a quién debiera pasar desapercibido: él.

En esta ocasión, no halló nada mejor que anular un golazo del "Chuky" González, un tiro libre perfecto, servido al ángulo del palo del arquero, realmente inatajable, y que si lo hubiera convertido algún jugador de moda, seguramente se hablaría de él hasta el fin de los días. Todavía nadie entiende que fue lo que vió y que motivó la anulación de un tanto legítimo.

Para no hacer de la escasez algo propio, no vió -o no quiso ver- una mano descomunal de González en la línea del pórtico propio, lo que significaba un penal para los celestes y expulsión para el zaguero "audino".

Sin embargo, la vergüenza no terminó ahí: a los 90 minutos, y cuando el global señalaba un 6-5 en favor del Audax, Marco Olea, el "Caballero del gol", anotó un tanto que hubiera significado el empate, partiendo desde posición legítima -o al menos, de aquéllas que se reputan legítimas: en la duda, abstente, dice la Fifa-, pero que Selman anuló.
Ese gol habría significado el empate y el partido hubiese derivado en una emocionante definición a penales, que de seguro, por las más de 10 mil personas que repletaron "El Teniente" y por el envión anímico que significaba revertir un 4-1 en contra, hubiese quedado en manos rancagüinas.

Creánme: yo soy hincha de Colo Colo, pero siempre me ha gustado la manera de armar equipos y la personalidad que les imprime el técnico -ahora audino- Raúl Toro. Pero hoy, no puedo más que sacarme el sombrero ante la eurofia celeste, la pasión desbordante de los "guerreros de Gárces", la convicción demostrada por un equipo que es, salvo algunas adiciones de mucha calidad y poco renombre, el mismo que obtuvo el ascenso a Primera el año pasado.

Ya lo sabemos los hinchas del "Cacique": basta recordar el partido contra Católica el semestre pasado y el episodio de Jorge Valdivia. Ya lo saben, también, los "cruzados", cuando inventó un penal en la fase regular de este Torneo contra Colo Colo. Ya lo saben todos: este señor no puede seguir pitando en Primera División, ni mucho menos, ser Árbitro Fifa.

No puede ser que la historia siempre sea distinta a cómo se dió el partido. No puede ser que -como tantas otras veces- a su antojo, un señor llamado Selman, arregle los partidos y acabe siendo él, el protagonista número uno.

viernes, diciembre 08, 2006

LOS PROBLEMAS DE LA SERIE A

La Serie A italiana, catalogado por muchos como la liga más difícil del mundo, vive un triste presente y el futuro no es prometedor.

Son varias las razones que explican el retroceso de la liga italiana en el concierto europeo.
Al conocido escándalo de corrupción ocurrido el año pasado, se unen una serie de factores que hoy por hoy, la mantienen a bastante distancia de ligas como la española o inglesa, y casi a la par de otras históricamente menores, como la francesa, alemana o portuguesa.

En primer lugar, se pueden señalar cuestiones de infraestructura: los estadios de la Serie A, salvo el caso de San Siro, distan mucho de los modernos estadios de las demás ligas europeas. Ello se debe principalmente a que, desde el Mundial de Italia 90, no se han realizado eventos futbolísticos de gran magnitud en el país, cuestión que ha imposibilitado la inversión en recintos de mayor seguridad, cercanía con la cancha, comodidad, etc., situación que redunda en que la gente se haya alejado de los mismos, lo que se refleja este año en que el promedio de asistencia a los partidos de la máxima categoría italiana ha sido la más baja en 20 años.
Tambien influye en este aspecto, ciertamente, el descenso de Juventus a la Serie B, ya que si bien el equipo bianconero raramente llenaba su estadio, sí lo hacía cada vez que salía de Turín.
Además del caso de Juventus, la ausencia de otros equipos de gran convocatoria en la máxima divisón, como es el caso del Genoa, Bologna y Nápoles, ha contribuido a esta circunstancia.

En segundo lugar, hay que señalar la estricta política tributaria de Italia, situación que deja a la Serie A en desventaja frente a otros países, como España.
Este hecho se manifiesta en algunas cuestiones muy evidentes. Por ejemplo, en Italia pagar un sueldo líquido a un jugador de un millón de euros significa para la institución un gasto de 1,8 millones de la divisa. En cambio, en España, pagar la misma suma significa un gasto de "sólo" 1,3 millones.
Asimismo, en Italia existe un fuerte movimiento sindicalista y proteccionista, lo que se manifiesta en que, a modo de ejemplo, para que un jugador "extracomunitario" se considere "comunitario" (asimilado) deben pasar 10 años de permanencia en el país. En España, para que ocurra lo mismo, se requieren sólo 2 años de permanencia, bajo el módulo de la catergoría de jugadores "iberoamericanos", lo que facilita la llegada de jugadores de esta parte del Mundo, que bien sabemos son los que hacen gran parte del espectáculo.

En tercer lugar, están los derechos de televisión. Recientemente, el Real Madrid estremeció al Mundo entero con el anuncio de un contrato de televisón que le significaría un ingreso de 1,1 miles de millones de euros, válido por 7 años.
En Italia, por cuanto la institución de la "mutualidad" tiene gran presencia, el reparto de los dineros por concepto de venta de derechos de televisón se hace de la siguiente forma: 3/4 del producto de la venta van a parar a un fondo común, que se reparte de manera igual entre todos los clubes. El cuarto restante, se entrega a "prorrata", es decir, de acuerdo a la valorización que la cadena de televisón que se adjudica los derechos de la Lega Calcio realiza sobre cada uno de los clubes.
En Alemania, el fondo común es el 26%, mientras que en Inglaterra es de 43%. En Francia, en tanto, el fondo común asciende al 50%. En España, cada club negocia por separado los derechos televisivos, por lo que no existe fondo común: ello explica la abismal diferencia de presupuesto que existe entre Barcelona y Real Madrid versus el resto de los equipos "chicos", con excepción, en cierto modo, de Valencia y Atlético Madrid.
Para Galliani, Vicepresidente del Milan, la "centralización" de los derechos televisivos en Italia significará la "tumba de la Serie A".

En cuanto a este punto, debe hacerse una precisión: el probable efecto de la "centralización" pueda ser una Serie A mucho más equitativa y competitiva en lo interno, pero ciertamente los clubes "grandes" de Italia verán muy reducidas sus posibilidades de lograr títulos a nivel continental, ya que no podrán competir con los "grandes" de España, Inglaterra o Francia.
Es así como Galliani, al respecto señala que en la temporada 2000-01, el Milan facturaba más que el Barcelona y el Real Madrid. Hoy, ambos equipos superan al club rossonero.

Los efectos que ha traído el paulatino "empobrecimiento" de la Serie A son manifiestos: las grandes figuras ya no recalan en Italia, al contrario, son "arrebatados" por los clubes de otros países (Shevchenko es un claro ejemplo. Kaká podría ser el próximo); las jóvenes promesas latinoamericanas son rápidamente llevadas al Viejo Continente por equipos españoles, ya que aún estando "en verde", los montos que manejan son imposibles de igualar por los clubes italianos (piénsese en que Milan estaba interesado en Higuaín, pero ante la arremetida de Real Madrid, el club italiano desistió, porque simplemente "no podía competir"); se han abierto mercados poco explorados hasta hace poco, principalmente de jugadores provenientes de Europa Oriental y de Centroamerica, cuyo valor es bastante inferior al de los futbolistas latinoamericanos; y finalmente, como suma de todos los factores, la Serie A es muy poco difundida: hoy sólo puede seguírsele por la RAI.

En mi opinión, es lamentable todo lo que ocurre con la liga italiana. Según creo, la segunda potencia mundial del fútbol no merece vivir el oscuro panorama actual y el negro futuro que se avecina.
Lo digo como amante del fútbol, porque si bien la Premiership ofrece un espectáculo de lujo en cuanto a organización, estadios, asistencia, jugadores, me parece que no aporta nada al desarrollo del "deporte más hermoso del mundo" en cuanto a táctica, técnica, estrategia, etc.: todos los equipos juegan absolutamente igual, y si bien el ritmo es vertiginoso, el espectáculo futbolísticio estrictamente hablando -lo que ocurre dentro de la cancha- deja bastante que desear.
La Liga (española), por su parte, aporta bastante en cuanto a riqueza técnica y figuras, pero fuera del espectáculo que brindan los grandes equipos, ver un partido entre clubes de medianía de tabla hacia abajo, es realmente desagradable y aburrido.
La liga francesa, por su parte, se ha nutrido básicamente de jugadores africanos, lo que redunda en un juego mucho más físico y veloz, pero que -Lyon aparte-, no aporta gran cosa al espectador.

La Serie A, en cambio, y pese a cargar siempre con el estigma del "catenaccio" se caracteriza (o caracterizaba) por mezclar la estrategia con la técnica individual, la innovación táctica (desde lo que en su tiempo fue el "catenaccio" mismo, pasando por la revolución introducida por Sacchi a fines de los 80 y principios de los 90, hasta el juego sin delanteros patentado por la Roma actual de Spalletti) con el clasicismo de los sistemas, la pasión latina con el rigor europeo y el virtuosismo del ataque con las férreas defensas (de allí que se pensara que aquél que lograba ser goleador en la liga italiana, fácilmente podía superar su performance en cualquier otra parte).

Hoy por hoy, el gran atractivo de jugar en Italia son los propios jugadores italianos identificados con sus colores (Maldini en el Milan, Totti en la Roma, Del Piero en Juventus, etc.) que refutan ofertas desde el exterior por convertirse en "banderas", así como el indesmentible "plus" que significa participar en la liga del Campeón del Mundo, y la forma en cómo se vive el fútbol en dicho país (el caso de Hernán Crespo es decidor al respecto).

La única solución que se me ocurre para evitar la extrapolación que podría sufrir el fútbol europeo entre clubes todopoderosos y los "demás" (dentro de los cuales caerían, incluso, los grandes de Italia) es establecer una presencia mínima de jugadores del país correspondiente al club.
Veremos qué pasa.